sábado, 28 de febrero de 2015

Benedicta in mulieribus


Tronaron los mares y los cielos,

y se conmovió la tierra

cuando nació la fuente de todas

las luces.


Veinticuatro mil rayos surcaron

las atmósferas.


Por primera y única vez se pudo

escuchar la música

de los dioses.


Con los ojos de la sopresa

acudías tú a todo esto.


Recordaré siempre lo que dijiste

entonces:

“Benedicta tu in mulieribus”,

y todo, como el agua clara,

y la verdad fue revelada.

Otoño 1999 - Primavera 2004

viernes, 27 de febrero de 2015

De frías lenguas abrazada


De frías lenguas abrazada

se vio la rosa,

de su pedestal destituida,

prostituida,

como un escándalo de otoño.


Trató de beber de un cáliz de oro

la regalada esencia de Dios,

mas se le atragantó en la garganta,

se le detuvo en el silencio,

pero el respiro continuó siendo

posible.


Nos ofreció su casa quintaesenciada,

quintaesencia de lo dudoso,

de una lengua de frío abrazados.


Y sin embargo, todo lo que son

es como

un recuerdo imborrable

a través del prisma de la prostitución

de los escándalos de otoño,

como calaveras,

señeras,

siguiendo una pauta de caramelo:

noche de insignias

para la memoria fotográfica.

Otoño 1999 - Primavera 2004

jueves, 26 de febrero de 2015

El profeta


Yo predigo que seréis

profetas en vuestra

tierra,

y que os matarán muchas veces

antes de mataros,

y que vuestra voz tardará

centenas de centenas de siglos

en apagarse

antes del nuevo amanecer

que se avecina.

Otoño 1999 - Primavera 2004

miércoles, 25 de febrero de 2015

Seria aspirante a edición de referencia en un repertorio muy competitivo

 

En esta remozada Vivaldi edition de recientísima aparición (noviembre 2014, aunque las grabaciones van desde reediciones de ítems procedentes de Tactus de finales de los ochenta, hasta otros discos registrados en verano de 2014), el sello holandés Brilliant Classics actualiza y expande sus anteriores propuestas: la anterior edición con dos “packagins” distintos, y la aún más obsoleta Vivaldi masterworks de hace una década. Mantiene, eso sí, de todas ellas, los tres cds de conciertos y sinfonías para cuerdas en manos de las Budapest Strings, interpretación notable, pero pieza extraña en una colección por lo demás íntegramente realizada en HIP.

Comienzan estos 66 discos con la integral de los Ops. 1 – 12, en manos de L’arte dell’arco, con dirección y violín solista del experto vivaldiano Federico Guglielmo (lo cual le presta una muy interesante unidad de criterio); quienes también toman a su cargo la integral de conciertos para oboe (solista Pier Luigi Fabretti), para cello (solista Francesco Galligioni), conciertos con órgano obligado, una selección de conciertos y sonatas, y la ópera Ottone in villa (en total, 30 cds). Se trata, en todos los casos, de aproximaciones de calidad extraordinaria, ideales, incisivas, pero completamente ajenas a los aspavientos y manierismos excesivos que aquejan a la interpretación barroca actual. El sonido es excelente.

Un sinnúmero de grupos bien conocidos de larga trayectoria completan el resto de la colección, como el Collegium Pro Musica, con los conciertos de cámara, y un número de sonatas que incluyen Il pastor fido (obra de Nicolas Chédeville, pero durante mucho tiempo considerado el op. 13 de Vivaldi); La Magnifica Comunità, con los Ocho conciertos solemnes; Cordevento en los concierto para flauta dulce; Concerto Italiano en los conciertos para cuerdas; Ensemble Respighi, en los conciertos para fagot; Modo Antiquo en los conciertos para flauta, para múltiples instrumentos, oberturas operísticas y Juditha Triumphans; Jaap ter Linden en la integral de sonatas para cello; entre varios otros. La regla general es la excelencia absoluta.

Se completa la colección con hasta 16 discos de música vocal, dividida en varios terrenos: por una lado, dos óperas Teuzzone (una prestación deslustrada a cuya crítica específica remito para más particulares) y Ottone in villa, con vocalistas que van de lo bueno a lo muy bueno, destacando la mezzo Tuva Semmingsen en el rol titular y el contratenor Florin Cezar Ouatu como Caio.

Por otro lado, nos encontramos con una generosa muestra de la música sacra vivaldiana, con una Juditha Triumphans cuyas vocalistas (di Castri, Sciannimanico, Kennedy, Rossi, Anketell), aunque notables, no me acaban de convencer en comparación con la versión de Academia Montis Regalis y Alessandro de Marchi en Naïve. La dirección de Sardelli y el toque de Modo Antiquo, impecables.

También en el apartado de música sacra, diversas obras recaen en su mayoría en Pieter Jan Leusink, al frente del Netherlands Bach Collegium, con Marjon Strijk y Sytse Buwalda como vocalistas principales. El desempeño de unos y otros es más que suficiente, aunque no tan radiante como el de otros ítems hallados en esta misma colección.

También los anteriores, junto con Sardelli/Modo Antiquo y vocalistas como Cecchi Fedi, Nicki Kennedy o Rossana Bertini, ofrecen una selección de cantatas profanas presentadas con todo el rigor que cabría esperar de especialistas en el periodo y el repertorio.

En suma, una colección que aúna calidad, pasión, diversidad, luz, experiencia y conocimiento para devolver una visión del maestro veneciano tan próxima a lo que debió ser el original cuanto nos es posible imaginarlo.
 
 
 
JJJJJ +C
 
 

martes, 24 de febrero de 2015

Plegaria


¡Ah, Dios mío,

recógeme en tus manos

si en tu infinita misericordia

hallas aún

una astilla de amor

con la que destrozarme!

Otoño 1999 - Primavera 2004

lunes, 23 de febrero de 2015

Hoy ya no las nubes


Ahora el Apocalipsis se vestirá de seda,

y Gabriel empuñará, no una trompeta,

sino una cimitarra;

lo sé porque han comenzado a brotar

gotas de sangre

de la puerta:

¡Jano, socórreme ahora,
si en alguna medida mi existencia es útil!

Otoño 1999 - Primavera 2004

jueves, 19 de febrero de 2015

Son terrible las noticias que ahora me llegan


Son terribles las noticias que ahora me llegan

a través de una carta

de aspecto no menos temible:

la cadena de la muerte

ha comenzado a perder sus eslabones.

Otoño 1999 - Primavera 2004

miércoles, 18 de febrero de 2015

La novia del zapato


La novia del zapato

no reconoce que ha sido abandonada;

pero todos lo saben

y correrán a contárselo al zapatero.


Y el zapatero, llevando la lezna

en la mano,

la violará,

porque está sola y desprotegida,

desamparada;

le mostrará el cuerno de su escoplo

y ella adaptará su horma.


Mas, ¿quién osará interponerse

para defenderla?


Acaso el agua se evapore como un réquiem,

y yo besaré el futuro bajo el muérdago,

pero no intentaré oponerme

a zapatero de mirada tan terrible.


¿Entonces, pues, nadie salvará

a la novia del zapato de tan trágico destino?

Quizás el teléfono haga sonar su timbre

en el último momento.

Otoño 1999 - Primavera 2004

martes, 17 de febrero de 2015

Generalmente...


Pero la luz del día

no te trajo la esperanza, me dice


cierto, pago pontazgo

para ir a no sé dónde


huir de esta cárcel

que me taladra sonoramente

canto de grillo


el viento o la brisa

pasan        despacio

se encogen de hombros

cuando les pregunto la dirección


ellos siguen su camino

yo el mío


ladrido

gemido

lamento, trueno

chillido


trato de satisfacer la realización

recreación y entretenimiento

a través de las necesidades


qué miseria se me viene encima


parpadeo imperceptiblemente

al recuperar

la consciencia

Otoño 1999 - Primavera 2004

lunes, 16 de febrero de 2015

En el día del incendio de la Biblioteca de Bagdad y del niño quemado y mutilado.


Yo conocí el tiempo antes del tiempo

y el decaer antes del decaer;

yo conocí la sabia luz

esta luz

pero no consigo entenderlo

me harían falta todos los mares

del mundo

para entenderlo


los tambores de humo resonaban

lejos lejanos

un estornudo de miseria y frustración

no de los arrebatadores:

a mí no me hace falta

escribir un memorial

ni lamentar a los caídos

ni lamentar a los supervivientes:

me basta con temer que existan

para entenderlo todo.

Otoño 1999 - Primavera 2004

domingo, 15 de febrero de 2015

Enrique Vila-Matas, "Doctor Pasavento" - LIBRO DEL MES

 
 
ENRIQUE VILA-MATAS
 
Hay novelas que muy bien exigirían un estudio extenso y pormenorizado para poder hablar de ellas tocando todos los palos, aunque solo fuera de forma somera. Tal es el caso de Doctor Pasavento (Anagrama, 2005), del escritor catalán Enrique Vila-Matas, que me obligó a tomar no menos de siete páginas de notas durante su lectura, las cuales trataré de ordenar y sintetizar aquí.
A pesar de no tratarse de un libro muy extenso (no alcanza las 400 páginas), tiene una importante densidad, que se contrarresta con un estilo estudiadamente improvisado (se supone que estamos leyendo las “notas secretas” de un escritor que sueña con desaparecer y flirtea, aunque solo flirtea, con la idea de dejar de escribir, o más bien, con la de escribir sin ambición alguna), que florece en una prosa de gran vivacidad, natural, aparentemente espontánea.
Ahora bien; a partir de esta situación inicial, lo que se va a desplegar ante nosotros es una inquisición sobre multiplicidad de temas, con la premisa central del estudio de la identidad —¿quién soy yo qué hace que yo sea yo?— y la muerte del individuo en tanto que tal.
Sobre esta idea primera, va a superponerse la peripecia singular del protagonista —para comenzar su juego, Vila-Matas demora la presentación de su personaje, dejándonos durante un tiempo en la duda de si la voz narradora coincide la suya propia—, que, como escritor él mismo que llega a interactuar con personajes reales ficcionalizados (Bernardo Atxaga, por ejemplo), se plantea cuestiones como la escritura o la literatura como actitud frente a la vida; la finalidad de aquella y de la figura del escritor; la paradoja, en la escritura, de que lo que se escribe demanda siempre un lector, incluso a pesar de que el autor quiera borrarse, “desaparecer”, ser anónimo y desconocido, no tener que estar constantemente a la altura de sí mismo, de su genialidad —puesto que el protagonista, a pesar de haber alcanzado cierto reconocimiento, se siente en realidad un fracasado—; la búsqueda de la verdad no estorbada por los barroquismos de la ficción ni los oropeles de la vida literaria ni las minucias de la vida cotidiana; la realidad, como entidad distinta de la verdad, y en tanto que hecho mental derivado de la capacidad humana de percibir y sujeto a la interpretación subjetiva —con el consiguiente poder de la imaginación para modificar la realidad o directamente inventarla—; o la cuestión de cómo va un autor a interpretar el mundo, a entenderlo, distraído por la fama, sin desaparecer, sin anularse.
En esta meditación sobre lo que le constituye a uno como sí mismo, Pasavento nos va a arrastrar por su viaje tanto interior como exterior, demostrando la fragilidad del ser por el expeditivo método de presentarse ante los demás con diversas identidades —no diré que falsas, pues como decía Virginia Woolf, uno, dentro, puede muy bien ser mil o dos mil— y de ensayar una desaparición con la intención de comprobar cuánto tardan los demás —o si lo hacen, siquiera— en reparar en su ausencia, dándonos a entender que el individuo, como tal, no es importante, pues su existencia o inexistencia no cambia en absoluto el curso de las cosas.
En la intensa red de intertextualidades que se desata en la obra, destaca particularmente la recurrente figura del escritor suizo Robert Walser, que pasó los últimos casi treinta años de su vida recluido en un sanatorio sin escribir ni una sola línea, y que tuvo las mismas intenciones que el protagonista, lo cual da pie a considerar con cierta suspicacia la actitud de Pasavento: ¿es sincero? ¿Se trata de una mera impostación? De hecho, no debemos perder de vista que lo que siente al visitar el sanatorio de Walser, casi al momento de llegar, es aburrimiento, a pesar de haberlo calificado como el centro de su mundo.
Y es que no pocas dosis de ironía se hallan ocultas en este texto, en el cual es difícil hablar del tiempo o espacio de la obra, porque transcurre gran parte en la imaginación, en el tiempo y el lugar en que ocurren los sueños —o las fantasmagorías—, con constantes saltos en tiempo y espacio, como en un juego de espejos que deforman la realidad —a través de la ficción—, haciéndonos creer que se encuentra en un lugar cuando está en otro, o que está pasando algo cuando lo que hace es dejar constancia de ello días después; de la misma manera que desconcierta a los demás personajes presentándose ante ellos con identidades diversas.
Es una novela de ideas, de personaje casi único (pues, en realidad, los demás personajes son meras comparsas de quienes apenas sabemos nada), de descripciones parquísimas, a menudo resueltas vía comparación.
Por último, he de decir que, aunque el libro en su conjunto y la premisa del mismo me han encantado, después de un comienzo prometedor y ascendente, a medio camino pierde un poco el hilo y se vuelve algo divagante, aunque bien podría ser que se tratase de algo intencionado, para reflejar la zozobra del personaje.

 
 


JJJKL

sábado, 14 de febrero de 2015

Espera de arranque


La angustia me fue borrada de la mente;

la inocencia… también…

por la espada,

golpe a golpe,

trastazo a trastazo.


Y cuántas veces el edificio del mundo

me cerró sus puertas,

me clausuró sus salas.


Ya no más:

los he atado a todos

y ya no quiero acercarme…


Ya no me molesto en hacerles creer

que voy a soltarles:

ahora me deleito

en observar los atardeceres

de la luz eléctrica.

Otoño 1999 - Primavera 2004

viernes, 13 de febrero de 2015

Recoge los residuos de mi mirada


Recoge los residuos de mi mirada,

o recorre mi senderos, que no han sido

hollados jamás,

o piérdete en mis recónditas oscuridades.


Experimenta mi caótica harmonía

o disfruta de mi paradójico carácter.


Te vi volar con el Tiempo

cuando ya no había Tiempo

y fluir así como un pez dorado

o de plata.


Como yo soy la calma y el viento,

puedes también refugiarte

bajo mis árboles.


¡Venid todos los Hombres y aclamadme,

hacedme grata la llegada,

honradme como debéis hacerlo ante un ser

de tal veneración,

pues yo soy la Posibilidad!


Otoño de 1999 - Primavera de 2004


jueves, 12 de febrero de 2015

Ira regia


Nos, proclamamos que la libertad

debe ser instituida en todos nuestros fueros

y dominios.


Otrosí, será aplicada esta sentencia:

la niebla, la hipocresía, la oscuridad,

las barrigas vacías, los toneles

de vino con flechas, los panes con amores

ilícitos, los falsos predicadores,

y todos otros seres de la misma calaña,

deben ser decapitados.


Todos los demás, serán encadenados

en el infierno:

nuestra condena, sin embargo, será peor:

pues que hemos actuado con justicia,

Dios nos concederá

la soledad

del paraíso.


Otoño de 1999 - Primavera de 2004

miércoles, 11 de febrero de 2015

La paz sin la paz


La paz sin la paz

es un inesperado patrimonio de la grapa.


Ella olvida escribir todo lo que se le ocurre.


La muerte de la uva

nos ha dejado atónitos a todos,

y a la grapa, sumamente entristecida.


El párpado inverso celeste de la nube

llegó ayer,

está instalado en sus aposentos

y mañana comenzará su actividad

(tras un breve descanso).


Los siervos de la gleba ya han sido liberados

y ahora se dedican

a pedir limosna por las calles.


Las luces de la ambulancia,

y su compañera, la sirena,

son unas groseras,

por lo que los hijos de bombilla

les han dado una paliza.


Por favor, grapadora,

date prisa en llegar.


Tuya, la responsabilidad.


Otoño de 1999 - Primavera de 2004

lunes, 9 de febrero de 2015

La tragedia viene montada


La tragedia viene montada

en el transporte del plátano.


En un cajón, trae encerrada a la tristeza

del que debe vender cuerpo y alma

para subsistir.


En otro cajón, trae encerrada a la tristeza

de aquel cuyo tormento

es la vida misma.


La acompañan Sabandija y Zarandaja,

quienes son dos grandes amigos:

su amistad es idéntica a la aleación

del oro y la plata.


Por suerte, el aviso me llegó pronto

y pude tachar nombres y títulos

de la lista.


Otoño de 1999 - Primavera de 2004

sábado, 7 de febrero de 2015

He cantado los campos, los amores


He cantado los campos, los amores,

las lágrimas, los miedos,

las estaciones, el tiempo,

los sonidos, la tristeza,

he visto el más allá,

y el más acá,

he creído, me he retractado,

he esperado,

he sido el pájaro que anida en tus pensamientos,

he sido ignorado,

he cantado otra vez

los prados, los besos,

lo dulce y lo amargo,

he mentido, he llorado,

me ha desesperado el ruido,

he querido matar,

destruir, torturar,

pero me retractado.


Sentado aquí,

haciendo consideraciones metafísicas

más allá de la ventana,

veo los campos, los amores,

las lágrimas, los miedos,

las estaciones, el tiempo,

los sonidos, la tristeza.


Otoño de 1999 - Primavera de 2004

viernes, 6 de febrero de 2015

Allí donde tengo mis sueños


Allí  donde tengo mis sueños

hay una torre fría de plata;

allí donde mis sueños tengo

hay dos gotas que caen por mi cara.


Vivo allí en mis sueños

que mi hijo no miraba.

¡Qué pena que yo no tenga un hijo

que mi sangre me robara!


Dentro de mis ojos oscuros

dos gotas de sangre brotaban

que rompen el corazón,

los huesos y la mirada.


¡Qué pena! No me aman mis amores

ni los amores que yo amaba,

ni los que quisieron amarme,

ni lo que yo no deseaba.


Cuando una noche de síntesis

de amores salí a la caza,

dos tristes tiros en la frente

tu escopeta me tiraba.


Otoño de 1999 - Primavera de 2004

jueves, 5 de febrero de 2015

En el cielo de frío estaño


En el cielo de frío estaño

la luna a muerto canta.

Los pájaros surcando veloces

la danza celeste bailan.


Yo estoy aquí sentado,

mirando sin esperar nada,

mientras el cielo se dibuja

de borlas y de guirnaldas.


El frío junto a la noche

lento y seguro baja

y en su bajada repetitiva

de cosas oscuras hablan.


Mientras yo mirando, como

siempre sin esperar nada,

oigo el feliz parloteo

de los limones con las naranjas.


Una lluvia mansa y tranquila,

una lluvia pulverizada,

comienza, de brote insólito,

a poner la calle mojada.


Yo camino mirando,

siempre sin esperar nada,

a buscar un refugio donde

la lluvia no me pueda hacer nada.


Así que entro y enciendo la luz

y cierro la puerta de casa.


Otoño de 1999 - Primavera de 2004

miércoles, 4 de febrero de 2015

Otoño


Han llegado ya los fríos de la época otoñal

y han venido presurosos su viento y su frío

de tétrico y lúgubre y místico soplo glacial.

La melancólica estación así lo requiere,

por ser la precursora del triste tiempo invernal,

época que arranca los pétalos de las flores

y embravece con loca furia las aguas del mar;

y el frío cortante como afilado cuchillo,

y las gotas que corren resbalando con tierno afán,

dan tierna belleza al para otros siempre amargo,

mas para mí siempre alegre, tiempo otoñal.



Otoño de 1999 - Primavera de 2004

martes, 3 de febrero de 2015

Las nubes pasan


Las nubes pasan.

Son hermosas.

¡Ojalá también pasaras tú!


A lo lejos, sobre mí; ya se alejan.


Son las nubes.

Nubes de algodón de azúcar.

Quiero vivir en las nubes.


En las nubes no hay música.

No hay nada.

Sólo calma total.


Tampoco estás tú en las nubes.


Mis ojos te miran siempre.

Y tú sonríes.

Deberías matarme.

Sin remordimientos.


Yo siempre amo.

Yo siempre TE amo.

Tú amas a otra persona.

¡Qué terrible es el juego de amar!


En la estación total.

Luces lejanas.

Son hermosas.


Las nubes pasan.

Proyectan sombras sobre la tierra.

Son hermosas.


Otoño de 1999 - Primavera de 2004

lunes, 2 de febrero de 2015

La lluvia cae


La lluvia; cae; no la veo;

la siento apenas; dónde estoy;

no me conozco; no me conoces;

no te conozco; no te conoces;

quién está; quién conoce

cosa alguna; no hay nada

que ver aquí;

no sé dónde estoy ni

a dónde voy;

tú, que podrías tenderme

una mano,

te quedas ahí, esperando;

alguien podría esperarme

en la estación,

pero nadie me espera;

porque ¿dónde está

la gracia

si no hay risa?

¿dónde la verdad

si no hay mentira?


Otoño de 1999 - Primavera de 2004