En esta fastuosa edición encontramos:
1) 27 cds con Juditha Triumphans, Orlando
finto pazzo, Tito Manlio, La verità in cimento, Orlado Furioso, Atenaide, Farnace,
L’Olimpiade, y Griselda, en carpeta tipo archivador, con un color asignado a
cada ópera y un tono diverso a cada cd (todas ocupan tres), ordenadas según
criterio cronológico
2) libro con la relación de pistas y los
libretos completos en el original italiano y traducidos al inglés y el francés
3) libro de gran formato (205 págs.) con ensayos
introductorios, explicaciones, sinopsis, semblanzas, fotografías de Venecia y
de los artistas, etc., en inglés y francés,
4) un DVD con dos pequeños documentales, uno
sobre Atenaide y otro sobre la grabación de La fida ninfa (que NO se incluye
aquí)
Como defecto (y probablemente es el único
digno de mencionarse) hay que decir que la caja en conjunto pesa demasiado (4
kilos y pico), con la consiguiente fragilidad ante los golpes y demás; el gran
formato no lo hace especialmente cómodo ni manejable; y, en concreto, el libro
mencionado en el punto 3) es demasiado pesado y grande como para leerlo
sosteniéndolo en las manos: requiere estar apoyado en una mesa o atril.
En cuanto a las grabaciones, globalmente cabe
destacar la enorme calidad tanto de los vocalistas como de los conjuntos y
directores, todos, con alguna excepción, especialistas barrocos muy metidos en
estilo (una apabullante nómina de primeros espadas que compone un auténtico
festín), y sonido soberbio de las grabaciones, incluido el Farnace, que, al ser
una grabación en directo, tiene los problemas habituales, aunque igualmente el
sonido y captación de los cantantes es muy notable y superior a lo habitual.
Los vocalistas incluyen nombres como Antonio
Abete, Gemma Bertagnoli, Sonia Prina, Manuela Custer, Magdalena Kozena, Marina
Comparato, María José Trullu, Guillemette Laurens, Sara Mingardo, Nathalie
Stutzmann, Philippe Jaroussky, Anthony Rolfe Johnson, Marie-Nicole Lemieux,
Jennifer Larmore, Verónica Cangemi, Lorenzo Regazzo, Ann Hallenberg, Sandrine
Piau, Vivica Genaux, Romina Basso, Paul Agnew, Furio Zanasi, Gloria Banditelli,
Roberta Invernizzi, Sergio Foresti, o Simone Kermes, entre otros.
Los grupos y directores son: Academia Montis
Regalis / Alessandro de Marchi; Accademia Bizantina / Ottavio Dantone; Ensemble
Matheus / Jean-Christophe Spinosi; Modo Antiquo / Federico Maria Sardelli; Le
Concert des Nations / Jordi Savall; Concerto Italiano / Rinaldo Alessandrini.
Aparte de los anteriores, muchos otros son
los participantes en esta magna recuperación de la operística vivaldiana, todos
debidamente acreditados en los libros. Ahora, solo alguna nota a vuelapluma
sobre las grabaciones, realizadas durante la década pasada.
ORLANDO FINTO PAZZO
Impresionante Bertagnoli en piezas como “Lo
stridor, l’orror”, y genial Antonio Abete. Preciosa la voz de Custer, aunque
más limitada en sus medios. El último cd incluye una amplia selección de
descartes y versiones alternativas.
JUDITHA TRIUMPHANS
Fastuosa y con muchos medios, orquesta
lujuriante. Trullu es una mezzo de buen registro y técnica, igual que Comparato
(un poco más rígida esta). Kozena emplea una voz dulce y cristalina, pero
profunda, bajo control, con unos trinos estupendos. También Anke Herrman (en el
rol de Abra) se muestra controlada, aunque más ligera que Kozena, con el mejor “Fulgeat
sol frontis decorae” después del Maria Zadori.
TITO MANLIO
Estupendos Academia Bizantina y Dantone. Nicola
Ulveri un poco ahogado en los graves. Espléndida Gauvin. Debora Beronesi bien,
pero de voz menos bonita. Barbara di Castri tiene un tono regular, más bien
feo.
LA VERITÀ IN CIMENTO
Spinosi un poco brusco al frente del Ensemble
Matheus, que despliega un seco virtuosismo. Rolfe Johnson con voz inestable y
no muy bonita, con poco empaque, soso. Stutzmann estupenda, como siempre. Recitativos
de una longitud que habrían hecho a Handel subirse por las paredes (siete u
ocho minutos, a veces nada más empezar la ópera). Sin embargo, el genio del
veneciano era tal que siempre mantiene el interés, y tenemos la impresión de
estar en una conjunción casi perfecta entre teatro y ópera. Jaroussky refleja
muy bien la inocencia de su personaje. Mingardo con la voz bonita de siempre,
pero temblorosa y poco fluida. Bertagnoli excelente, con voz pura y
consistente, fina (destaca en “Amato ben”).
ORLANDO FURIOSO
Se da cita en este caso un dream team
(Larmores, Cangemi, Jaroussky, Regazzo, Hallenberg, Staskiewickz) del que, para
mí, fue el gran descubrimiento la Lemieux, una actriz nata de voz poderosa y
virtuosismo natural. Spinosi otra vez en el podio.
ATENAIDE
Además de un maestro del recitativo, Vivaldi
era un genio del autoreciclaje. Y eso es esta obra: un pasticcio de greatests
hits vivaldianos. Muy bien grupo y orquesta. Piaus en excelente forma y voz muy
joven, aunque se nota que no es experta barroca, si bien resulta muy
convincente. Sardelli se muestra aquí más reposado y equilibrado que Spinosi,
menos contrastado. Guillemette Laurens un poco ahogada, sin fuerza.
FARNACE
Primera vez que se grabó, en el 2001, esta
ópera íntegra (según la versión de 1731, fecha de su estreno en el Teatro
Omodeo de Pavía), y registrada en vivo en el Teatro de la Zarzuela
seleccionando los mejores momentos de dos representaciones distintas. A pesar
del directo, en general las voces se oyen bastante cerca, apenas hay ruidos del
público y se han quitado los aplausos. La orquesta casi parece grabada en
estudio. Me ha llamado la atención, además, la acústica del teatro, que lejos
de ser apretada, como en la mayoría de casos, tiene cierto eco eclesiástico que
dota de una agradable amplitud al sonido.
“Farnace” es una obra de madurez (Vivaldi
tenía 53 años cuando la escribió, tras un parón de dos años en su producción
lírica) y, por el número de veces que la volvió a subir al escenario (fue una
fiel compañera de su última década de vida) y de las revisiones que de ella
hizo, la consideraba una de sus mejores piezas, no sin razón, por su refinada
orquestación y asimilación del lenguaje musical napolitano, así como el
abandono de estructuras arcaizantes o “experimentales” de sus óperas previas, y
el ensayo de arias sin da capo.
Al final todo termina felizmente, como solía
ser la convención en la época, y, por una vez, sin que muera nadie, no sin
pasar por peripecias que ponen a prueba la cordura del espectador y conflictos
de acto voltaje (incluyendo el intento de suicidio del protagonista) … pero,
después de todo, ¿quién oye óperas barrocas por el realismo de sus librettos o
su rigor histórico?
Todos los cantantes consiguen retratar
convincentemente el carácter de sus personajes y trasladar la tensión de la
obra. Savall se decide aquí por entregar el rol titular, originalmente creado
por un tenor, al barítono Zanasi, de voz poderosa y bien medida en su derrota,
aunque en algunas de las arias con la garganta evidentemente tocada (¡riesgos
del directo!), lo que es una pena, porque en un aria tan sobrecogedora como el
famoso e impactante “Gelido in ogni vena” sufre evidentes esfuerzos y rasca
aquí y allá, aunque consigue mantenerla estable y con buena proyección. También
Sara Mingardo y Gloria Banditelli aportan la zozobra necesaria a Tamiri y
Selinda, aunque la primera con un permanente temblor en la voz que
personalmente me resulta un poco molesto. Adriana Fernández aporta una comedida
salvajez a la mala de la historia, la vengativa suegra Berenice, en tanto que
Cinzia Forte se enfrenta con naturalidad a las florituras de su papel, pero con
una voz un poco pequeña. Fulvio Bettini se desempeña con heroísmo y vigor. Por
último también llama la atención el mayestático Pompeo de Sonia Prina (que
ataca las coloraturas de la peculiar forma a la que nos tiene acostumbrados).
Estupendo Le concert des nations, con una
toque pulido y de excelente articulación, bajo la batuta de Jordi Savall, que
consigue transmitir toda la fuerza de la partitura sin necesidad de recurrir a
los bruscos contrastes tan al uso hoy día en la interpretación barroca y, sobre
todo, sin acelerar los tempos innecesaria o aun inconvenientemente (como hacen
muchos sin mostrar piedad alguna por los pobres cantantes).
L’OLIMPIADE
Mingardo apagada y con poco dramatismo. Demás
vocalistas muy bien (Invernizzi, Prina, Kulikova, Giordano, Novaro, Foresti).
También sobresalen Alessandrini y su Concerto Italiano. Laura Giordano, como
Aminta, ataca con una voz infantil y pequeña, pero de gran virtuosismo.
GRISELDA
Otra vez el niño malo Spinosi haciendo de las
suyas. Lemieux y Cangemi con voz más débil que de costumbre, aunque detallistas
y cuidadosas, por lo demás. Sorprende el tenor Stefano Ferrari (Gualtiero), que
se atreve hasta con algún trino aquí y allá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario