No se lo
contó al jardín
pues su
temor era ser conquistada por él;
pero se
subió al tejado
para huir
de la montaña.
Ignoró el
zumbido de la abeja,
pues para
decírselo a ella
tampoco
tenía fuerzas;
en cambio
se encerró en su habitación
para que
no se lo sustrajera el libro.
Ni osó
después susurrarlo por las calles
por miedo
a que la criticaran;
sin
embargo, tomó la estilográfica
fuertemente,
con las dos manos.
Se lo
calló a los bosques y laderas
de su
infancia:
no debían
saber que partía a un viaje eterno.
Mas se
deslizó bajo la roca
con la
mirada callada.
Ni, aun
seducida por el vino,
lo reveló
en la mesa:
hacia el
interior del acertijo alguien va
todos los
días.
Pero
destapó el mantel
y lo
tachó con rabia;
la
grapadora retrocedió unos pasos,
y avanzó
corriendo velozmente
para
poder quitárselo.
Otoño de 1999 - Primavera de 2004
Este me gusta mucho.
ResponderEliminarbicos