Sobre la
raya del oscuro monte
trepando viene
el verano con cansancio;
y más
alejada, por el horizonte,
viene la
paz, avanzando con trabajo.
Felices
nosotros que el sol aún vemos
y la más
pura agua aún bebemos.
Cuando
todo lo partan con certero tajo
los vientos
feroces del desastre,
el
pútrido aliento de la guerra,
verás
rebosantes las fosas que cavaste,
ausente
verás del orbe la esfera.
Cuando
desate la ira lo que ataste
y compruebes
que la lluvia no riega,
sino
empobrece las semillas que plantaste,
abandonarás
(no la del campo) la siega
atroz que
tan alegremente comenzaste.
Si la
mano del hombre no te castiga,
murmura deprisa
las oraciones que callaste
ya que de
toda tierna espiga
deberás
responder, de cuanto tronzaste
justo
precio pagarás enseguida
ante
dios, a quien acaso olvidaste.
Sobre la
raya oscura del horizonte
cabalgando
viene, lento, el verano:
yo te
saludo desde el desnudo monte
con
alegría, como amigo, como hermano.
Otoño de 1999 - Primavera de 2004
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