No concibo infierno que no
te contenga; ni abrazo de amor
que tú no deshagas. Caen
las hojas en otoño porque
todos los otoños tienen tu esencia.
El frío que mata procede de ti
y también procede de ti el calor que
abrasa…
Las ideas paralelas que discurren
por las mentes,
son por ti acalladas: el valor
de ti
es nulo porque la nada nada vale:
¿qué permanece de ti que sea
mínimamente digno de consideración?
Sin duda,
sólo el asco que inspiras.
Otoño 1999 - Primavera 2004
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