(Voz: Clara Montes / Poema: Antonio Gala)
El
autobús.
Estaba cansado. Se dejó caer sobre el asiento del autobús. Estaba
cansado de caminar por todo el centro comercial. Su amigo se sentó a
su lado. Hacía calor. Hacía mucho calor. Cerró la cortina para no
le diese el sol. Abrió el aire acondicionado y lo dirigió hacia su
cara, hacia su cabeza. Estaba puesta la radio; sonaba una musicación
de una famosa artista de unos poemas de un famoso escritor. Le estaba
gustando la canción. Él conocía esos versos del poeta y la
musicación era muy buena. Una anciana entró gritando, hablando a
saber con quién. ¡Ahhh! La habría estrangulado allí mismo. ¿No
oía la belleza de la música y del poema? Seguro que no. Era
demasiado egocéntrica como para oírlo. Era demasiado egocéntrica
como para escuchar nada que no fuese ella misma. La vieja continuó
gritando:
-¡Qué calor! ¡No se mueve ni una hoja! ¡Qué calor! Voy a abrir
el aire acondicionado.
Extendió la mano y, como iba sola, dirigió hacia sí las dos
salidas del aire. Luego se levantó en su sitio y abrió también las
del asiento de delante; los pasajeros que ocupaban esos puestos,
indignados, le dijeron que tenían frío, que ya las abrirían si le
parecía. Y la vieja, con tono despectivo, dijo dando voces:
-¡Pues las cerramos! ¡Qué calor! ¡No se mueve una hoja!
Después de estar parados un buen rato, el autobús arrancó al
fin. Su amigo estaba un poco pesado ahora. Quería hablar, pero a él
no le apetecía, aunque... “¡Todo por la amistad!”, pensó.
-Lee la introducción de este libro —le dijo su amigo,
tendiéndole un libro bastante grueso—.
Él la leyó lo más atentamente que pudo, y al acabar le dijo
lacónicamente:
-Muy interesante.
Su amigo le pidió el libro que él había comprado. Se lo puso en
las manos. (“¡Qué sueño!”, pensaba). Su amigo lo hojeó
decididamente y le dijo:
-Muy interesante.
(“Parece que el laconismo se pega”, rió para sus adentros).
Su amigo quería hablar. Estaba decididamente pesado después de
las compras que había hecho. Él le dijo:
-Estoy cansado —y añadió, mintiendo—: he dormido mal esta
noche. Además, el aire acondicionado me da sueño y hace demasiado
calor como para apagarlo.
Giró la cabeza y miró por la ventana. La apoyó entre el respaldo
del asiento y el cristal. Le dijo a su amigo:
-Voy a dormir.
Volvió la cabeza a la misma postura y cerró los ojos.
1995 - 1998
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