La angustia me fue borrada de la mente;
la inocencia… también…
por la espada,
golpe a golpe,
trastazo a trastazo.
Y cuántas veces el edificio del mundo
me cerró sus puertas,
me clausuró sus salas.
Ya no más:
los he atado a todos
y ya no quiero acercarme…
Ya no me molesto en hacerles creer
que voy a soltarles:
ahora me deleito
en observar los atardeceres
de la luz eléctrica.
Otoño 1999 - Primavera 2004
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