De frías lenguas abrazada
se vio la rosa,
de su pedestal destituida,
prostituida,
como un escándalo de otoño.
Trató de beber de un cáliz de oro
la regalada esencia de Dios,
mas se le atragantó en la garganta,
se le detuvo en el silencio,
pero el respiro continuó siendo
posible.
Nos ofreció su casa quintaesenciada,
quintaesencia de lo dudoso,
de una lengua de frío abrazados.
Y sin embargo, todo lo que son
es como
un recuerdo imborrable
a través del prisma de la prostitución
de los escándalos de otoño,
como calaveras,
señeras,
siguiendo una pauta de caramelo:
noche de insignias
para la memoria fotográfica.
Otoño 1999 - Primavera 2004
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