Hay días tan duros que rompen el espinazo;
el espinazo de los peces
que se agitan en el fango
tan fuerte que se les ceban las branquias
y se asfixian.
Hay días de perros;
de perros que duermen solitos
a la intemperie
en el frío del invierno.
Hay días en que duele el mundo;
el mundo duele tanto
que la mezquindad es el único recurso
para no salir herido,
no sentirse vulnerable,
ser inmortal un poco.
Hay días de guerra con el armario
y de pelo hecho un asco
y días de salir trasquilado.
De exhalar hinchando los carrillos
e irse a la cama temprano.
De dejar la ducha para mañana
y olvidarse de la comida saludable.
Días de decirse: “Y después el raro seré yo”.
Hay algunos días,
días de esos raros,
en que llueve a horas inconvenientes
y ni rezando te para de doler el mundo.
El mundo: ese lugar extraño
donde cuanto más crees saber más confuso te sientes.
Otoño de 1999 - Primavera de 2004
Es puro sentimiento,cuando nos levantamos,y nos pesa el mundo,y todo lo demás...la tristeza,el pesar...
ResponderEliminarExactamente eso quería expresar, Alma. ¡Gracias por tu lectura!
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