Ahora el Apocalipsis se vestirá de seda,
y Gabriel empuñará, no una trompeta,
sino una cimitarra;
lo sé porque han comenzado a brotar
gotas de sangre
de la puerta:
¡Jano, socórreme ahora,
si en alguna medida mi
existencia es útil!
Otoño 1999 - Primavera 2004
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