jueves, 30 de noviembre de 2017

Jostein Gaarder, "A Terra de Anna" - RESEÑA EXTRA DE NOVIEMBRE

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Título: A Terra de Anna / La Tierra de Ana
Autor: Jostein Gaarder    Editorial: Faktoría K / Siruela
Año: 2017 / 2013
Valoración: 1 / 5

Publicada originalmente en 2013, la firma de Jostein Gaarder, que cobró prestigio internacional por El mundo de Sofía, rubrica este título que originalmente se llamó Anna a secas, pero que tanto las traductoras castellanas como el traductor gallego ampliaron como La tierra de Anna tal vez tanto para buscar un paralelismo con aquel título previo de Gaarder cuanto para desplazar el foco de atención de la parte literaria a la premisa central: la protección del medioambiente. La decisión de los traductores puede estar muy bien pensada, atendiendo a que si bien el título noruego era breve, iba acompañado de un subtítulo muy esclarecedor: Una fábula sobre el medioambiente y el clima de nuestro planeta.

Y eso es precisamente, para bien y para mal, lo que ofrece este texto: una novela programática a la que se le nota que lo es.

Digámoslo ya de entrada y sin rodeos: desde un punto de vista literario, el libro de Gaarder es un mal libro. Así. Sin paños calientes. De no proceder de su autoría, tengo muchas dudas de que se hubiera publicado siquiera. Da la impresión de que el escritor pretendía escribir un ensayo y se equivocó de género: es clara la intención didáctica del texto, y que Gaarder trata de simplificar lo que puede para hacerlo comprensible a su presumible público adolescente. Sin embargo, lo hace con tan poca habilidad que parece difícil que ni como ensayo ni como novela logre captar el interés de nadie. Todo en La tierra de Anna tiene el aire de un montón de apuntes para una historia sin desarrollar.

Como queda dicho, la premisa del libro es el deterioro del medioambiente y lo que las jóvenes generaciones pueden todavía hacer para protegerlo. Paralelamente aparecen —se anotan, para ser exactos— algunas otras ideas interesantes, como si existe o puede existir un exceso de libertad, si los derechos del individuo son demasiados, la concepción de los sueños como realidades alternativas, la consistencia de la fantasía, e incluso una velada crítica a la adicción a las nuevas tecnologías y la “hiperconexión” actual.

Sin embargo, el texto, aquejado de considerable repetitividad, se presenta en una sucesión de escenas inconexas y con un discurso tan desarticulado, jalonado constantemente de extractos periodísticos y cataratas de datos, que no sólo hace aguas por los cuatro costados, sino que por momentos difícilmente logra mantener la atención del lector, perdida en la aridez de algún pasaje.

A la pobreza estilística de la novela, se suma el grave defecto de la falta de tensión narrativa: no hay un solo clímax en ningún momento. Tampoco la psique de los personajes, absolutamente planos y “presididos” por la protagonista —a ratos incluso infantil para su edad y, creo, antipática en su obsesión salvadora y casi mesiánica—, consigue causar empatía en el lector, no digamos ya credibilidad: recién liberada de un secuestro, uno de los personajes no tiene otra cosa más que hacer que llamar telefónicamente a Anna para departir amigablemente (al margen de otras “casualidades”, circunstancias que, como norma general, debe ser evitadas como la peste por un narrador).

Para coronarse todo, finalmente, con el flipe lisérgico de que lo que comienzan pareciendo meras fantasías, acaben transformándose en visiones para desembocar, por último, en viajes temporales.

Un texto, en suma, sorprendentemente poco satisfactorio en manos de cualquiera, y más aún en las de un autor avalado por una extensa trayectoria editorial, que ni siquiera la sencillez —que no simplicidad— de un texto dirigido a los más jóvenes logra justificar.


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miércoles, 15 de noviembre de 2017

Otero Pedrayo / Carvalho Calero, "O mesón dos Ermos" / "A xente da Barreira" - LIBROS DEL MES

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Título(s): O mesón dos Ermos      Autor(es): Ramón Otero Pedrayo
               A xente da Barreira                         Ricardo Carvalho Calero

Editorial(es): A nosa Terra             Año(s): 1997
                      La Voz de Galicia               2002

Valoración: 3 / 5

Aparecida en 1950, A xente da Barreira fue la primera novela del ferrolano Ricardo Carvalho Calero, que se destacó más como poeta y, sobre todo, como dramaturgo.

Ejemplo de economía narrativa, casi el esqueleto de una novela, relata la vida de tres generaciones que sirven al autor para retratar la evolución de la sociedad rural gallega a lo largo del siglo XIX —aunque no se ofrece una fecha concreta, hay alusiones a varios eventos históricos, singularmente la primera guerra carlista, que sirven para centrar el tiempo del relato—, desde la época de esplendor de la fidalguía —un estamento distinto por su importancia de su homónima castellana, cuyos señoríos locales tanto impacto tenían en todos los aspectos de la vida, incluso política, a través del trasiego de votos para las cacicadas de turno, o las paternidades abusivas de los señoritos; aspectos que Carvalho no pasa por alto en su novela— hasta la decadencia de la misma y su disolución en otras clases sociales, coetánea con el auge de la burguesía, solapada en la tierra gallega con el de nuevos ricos medrados gracias a negocios que, si bien aprovechaban las oportunidades que el hueco dejado por los fidalgos les granjeaban, no por ello resultaban menos turbios.

No son extraños en la Literatura gallega los ejemplos de narrativas donde el espacio geográfico y sociológico viene constituido por el pazo y sus alrededores, con las relaciones entre sus habitantes como ambientación central —ejemplos tan eminentes como buena parte de la novelística de Otero Pedrayo, que el erudito ferrolano conocía bien—, tradición con la que entronca la obra de Carvalho. Y en este ámbito A xente da Barreira muestra una influencia clara y directa precisamente con otra breve de Pedrayo aparecida sólo catorce años antes, O mesón dos Ermos: amplias son las deudas estilísticas, temáticas e incluso morfológicas entre ambas obras, ya desde el propio título. Por citar sólo uno de múltiples ejemplos, incluso figuran en ambas obras sendos secuestros del señor, resueltos en las dos mediante la intervención de un prelado, episodio en el que el préstamo carvalhiano alcanza tal extremo que llega a emplear el mismo término que Pedrayo para referirse a los secuestradores, “xurafás”.

Sin embargo, un aspecto donde el discípulo se separa del maestro es en el punto de vista, algo que también se deja ver ya desde el título de las obras: si en el texto de Pedrayo el territorio de importancia es los Ermos —una naturaleza agreste que coprotagoniza el relato, más que servirle de mero tapiz, dominando y moldeando las circunstancias y temperamentos de sus habitantes—, donde surge y se alza desde la nada un muerto de hambre que a través de su ambición de abrir una posada protagoniza la historia —que en la obra del ferrolano tiene su remedo en el personaje del Rosende—, en la obra de Carvalho el peso de la acción transcurre en la Barreira, el espacio de los señores —que por supuesto figura también en la novela de Pedrayo, y donde encontramos tipos perfectamente asimilables—.


En este sentido no sea tal vez excesivo afirmar que por su relativamente tardía fecha de aparición y su temática ya un poco trasnochada —por mucho que estos aspectos puedan atribuirse a la intención del autor de escribir una obra “inocua” en un momento en que la Literatura gallega era prácticamente inexistente por culpa de la uniformadora apisonadora cultural dictatorial—, la obra de Carvalho tenga más la naturaleza de un afortunadísimo ejercicio literario donde, aunque con aspectos muy personales, el autor intenta un remedo del estilo oteriano, que de una obra con verdadera ambición narrativa. A pesar de todo lo cual se trata de una lectura muy amena y agradable que, leída junto a su modelo, proporciona no poca diversión a la hora de buscar paralelismos entre una y otra. 

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