domingo, 31 de marzo de 2013

Portafolio de Kina

Daos un paseíto por la web de la artista Esther Aneiros (aka Kina), seguro que os gusta. En la sección "Trabajos", podéis encargar retratos e ilustraciones. Difundidlo, por favor.

 

viernes, 22 de marzo de 2013

JK Rowling, The casual vacancy - LIBRO DEL MES


El pasado septiembre, la que probablemente sea la escritora más exitosa de todos los tiempos, la británica JK Rowling, publicó su octava novela, The casual vacancy (Una vacante imprevista, en la traducción castellana), la primera al margen de la archiconocida saga de Harry Potter. El listón, al menos desde el punto de vista de las ventas, estaba muy alto, incluso para ella misma, por lo que no sorprende que, en ese aspecto, las ventas, aunque millonarias, hayan sido más discretas. Las críticas, por su parte, han sido mixtas (como era previsible; incluso podía augurarse una tendencia negativa), yendo desde lo peor (“Lamentablemente, el mundo real que ella describe en estas páginas es tan deliberadamente banal, tan deprimentemente estereotipado, que The Casual Vacancy no es solo decepcionante, es aburrido”,Michiko Kakutani, The New York Times) hasta lo encomiástico (“es una gran novela de la Inglaterra contemporánea, ambiciosa, brillante, irreverente, divertida, profundamente triste y magníficamente expresiva", Lev Grossman, Time). En todas ellas hay aciertos y errores, como no podía ser menos.

No es este el lugar ni el momento para embarcarnos en una discusión sobre el gusto, el estilo, el valor de la crítica profesional, etc. Sin embargo, si hubiéramos de juzgar un libro meramente por su éxito mercantil o de crítica, jamás habríamos oído hablar de Kafka, ni de Cumbres borrascosas, ni de Movie Dick, ni de Emily Dickinson, ni de tantos otros autores geniales y obras maestras. Es más: parece existir una idea extendida, sobre todo entre los más sesudos, de que es conditio sine qua non para ser una obra maestra la falta de aprecio en ambos terrenos.

Ahora bien; ha habido un par de calificativos repetidos en varias críticas que han captado mi atención, y han sido estos los de “inteligente” y “divertida”, que así, puestos por junto, siempre me han parecido una forma políticamente correcta de decir que el libro no te ha gustado demasiado. En cuanto al primer epíteto, no cabe duda de la agudeza de las observaciones de Rowling, ni de su habilidad para la descripción realista (aunque ingeniándoselas para no caer en lo escabroso, a pesar de ciertas escenas y ambientes). En cambio, calificar de “divertida” (aunque el primer centenar aproximadamente de páginas está, en efecto, regado con observaciones ingeniosas, sobre todo a cuenta de los integrantes del clan Mollison) una novela que trata, entre otros asuntos, la enfermedad mental, el bullying, las conductas autolesivas, los pensamientos suicidas y el sexo durante la adolescencia, la disfuncionalidad familiar provocada por la drogadicción parental o el maltrato físico y psíquico en el seno de la familia; me parece, como poco, superficial.

En realidad, da la impresión de que toda la animadversión, si es que puede calificarse así, que concita el libro, tiene que ver con que no trata de niños mago que vuelan en escoba, ni de sádicos traumados que le dan la del pulpo a sus recatadas e inexpertas amantes, ni de hombres lobo de torso musculado con tendencia a perder la camisa, ni, peor aún, de vampiros embadurnados de purpurina que practican cesáreas a dentelladas.

Por el contrario, se trata de una novela clásica, de estructura lineal (con bastantes pequeños flashbacks entre paréntesis), que entronca con la gran tradición inglesa de “narrar pueblos”, en la que sigue a tantas ilustres antecesoras suyas (Austen, Eliot, Gaskell, …), de las que es evidentemente deudora, contada con fluidez y ritmo constantes en un inglés accesible para cualquiera con un grado medio, buen pulso narrativo a lo largo de sus quinientas páginas (seiscientas en la traducción castellana), cuyo punto “de ignición” es la repentina e inesperada muerte de un apreciado conciudadano, uno de esos aunadores de voluntades que hay en todos los grupos sociales. La subsiguiente lucha por el escaño que ocupaba el finado en el consejo parroquial abre la esclusa de una corriente subterránea de iras, frustraciones, enemistades y engaños que sale a la luz en tromba y que solo puede acabar con otra catástrofe como la que le da inicio. Versa, en definitiva, sobre lo que ocurre en una pequeña comunidad (o, si se quiere, en un pequeño grupo de personas) cuando desaparece el “pegamento” que les mantenía unidos y les daba cohesión y equilibrio.

Como digo, pues, y como han señalado algunos críticos, al igual que la mayoría de best-sellers, no se trata de una obra maestra, ni falta que le hace, pues sus méritos son más que sobrados para convertirla en una novela que se lee con gran interés y placer, algunos de los cuales he mencionado ya. Uno de los aciertos es hacer de Barry Fairbrother (el interfecto, que hace una aparición “estelar” en el primer capítulo, pero cuyo óbito tantas consecuencias desencadena) una buena persona, pero no un santo (aunque sus “culpas”,puestas de manifiesto por su viuda, sean en comparación con las de algunos de los otros personajes, tan insignificantes que resultan casi risibles). Otro de los aciertos es que a pesar de que [casi] todos los personajes tienen comportamientos reprochables, considerados objetivamente desde la omnisciencia de la voz narradora (aunque no cae en la tentación de juzgarles, lo que solo podría haber resultado torpemente moralizante, en detrimento de la historia), desde la perspectiva de cada uno de ellos, se vuelven comprensibles. La gran premisa de la que parte el libro es la hipocresía social, que provoca que quienes están en posiciones desesperadas a menudo no puedan hacer nada por salir de ellas y, en cambio, quienes pueden hacer algo, o bien desaparecen sin conseguir nada, o bien toman la decisión de no hacer nada. La propia autora señaló, muy significativamente, que le interesaba tratar el asunto de lo que se ha dado en llamar “la pobreza”, con las siguientes palabras: "Se habla de los pobres como esta masa homogénea, como gachas. La idea de que podrían ser individuos, y estar donde están por razones muy diferentes y diversas, (…) parece escapársele a algunas personas". El libro, pues, puede incluso leerse como una pequeña crónica (burguesa) de la lucha de clases (en ese sentido, es muy simbólica la constante pugna en torno a quién debe hacerse cargo de la depauperada región denominada “the Fields”, “los Campos”). Y es este uno de los puntos donde más flojea la historia: las posiciones resultan un tanto estereotipadas y previsibles, hay cierto conformismo, y la autora pierde la oportunidad de investigar en las intenciones y procesos que han llevado a cada uno a ser como es y pensar como piensa (en este sentido, puede consignarse en la narrativa de JK Rowling, como ya resultaba obvio en HP, una cierta frialdad o distanciamiento respecto a los personajes, cierta prevención a adentrarse demasiado en las motivaciones de cada uno, como si temiese cavar demasiado hondo, por así decir). Otra de sus oportunidades perdidas tiene lugar en la extensa escena de la fiesta de cumpleaños, donde podría haber cargado mucho más las tintas con observaciones agudas y más o menos maliciosas. Quizás lo mejor del libro, sea su acertado retrato de los personajes adolescentes, en los que lleva camino de convertirse en una experta, pero sobre todo la capacidad de generar intensas emociones, perturbadoras en su mayoría.

En cuanto a la edición, salvo algún salto esporádico en alguna línea, está muy bien hecha, y contiene una tabla activa de contenidos, así como un link a la misma en el número de cada capítulo.
The Casual Vacancy
JJJJL

Exposición - recital

Abajo podéis leer el poema que recité en la inauguración de la exposición colectiva que Narart tiene colgada en el Museo do Humor de Fene (http://naronamigosarte.blogspot.com.es/)

EXPOSICIÓN
Para que yo lea este poema,
para que yo esté aquí, salpicando el silencio con
[palabras,
muchas muertes han tenido que apresurarse por los
[siglos arriba;
mucho amor ha tenido que pudrirse
en los ojos arrobados de los amantes;
mucho hueco ha tenido que hacer la tierra
a las frutas maduras avasalladas en el suelo
como siervos bobos;
muchos cuervos y buitres
han tenido que arriesgarse en su rapiña,
y muchas abejas han tenido que elegir, sin saberlo,
qué plantas nacería y cuáles acabarían su esplendor
en la masa informe y oscura
que cubre el suelo en otoño.
***
Las libélulas rallaban el pan
bajo la sombra adusta
de las arcadas en las que el tiempo
fue inscribiendo sus arañazos con dedo invisible,
mientras el silencio, salpicando palabras,
envolvía el perfume incierto y misterioso
que el limón escupe en el limonero.
Las ancianas dormitaban en sus sillitas
frente a los naranjos florecidos,
y en los patios casi sin luz
vibraba la palpitante argucia de los enamorados,
prometiéndose que no son solo ruinas
lo que alienta al corazón,
ni mucho menos el pecado.
La llanura solitaria
no les miraba con buenos ojos,
ni el cielo se atrevía por completo
a sonreír en el azul denso y profundo
que acompaña el traqueteo atareado
de los trenes nocturnos de mercancías.
Había, en cambio, mucha luz teñida de sombras
descendiendo, pasajera, de las alturas
con la debilidad del acero
que se retuerce en los incendios,
apoyándose en la pared para no derrumbarse
como arena, como un castillo de naipes,
fingiendo no perder el equilibrio,
tapándose los oídos para no caerse
al recibir el peso de la verdad
y continuar con su pantomima centenaria
en la que, en cada recodo del camino,
uno se detiene, mira atrás, contempla la lejanía,
y no ve nada, sino solo la senda
con su quietud de fotografía antigua.
“Quizá sea la oscuridad
de la noche estéril y pacífica”, piensa uno.
Y entonces llega el día,
y uno ve al borde del camino
un sembrado de calabazas
defendido por un hombre, o quizás un
[espantapájaros,
entre las cuales se ocultan los gatos,
siempre al acecho.
Así que para que yo esté aquí,
esta tarde, y ustedes conmigo, atiborrando el silencio
[con palabras,
incomodando al aire con mi aliento,
todas las guerras del mundo han tenido que hacer su
[apuesta;
ha tenido que resonar triunfal, por las tardes,
la risa de los niños manchada de chocolate;
ha tenido que olvidarse el destino por un momento
de su imparable recolección de almas,
y permitir las leyes de la Física que se unieran los
[átomos de mis ojos
para contemplar los cuadros de esta sala,
que nos aguardan expectantes
con su arcano de colores y trazos
en el que habita el don de las revelaciones.

Little announcement

Dear readers:

I gladly announce to those of you reading this blog from an anglophone country that my book of poems Loneliness alarmed is now at your disposal on every Amazon website. Thank you.

Manuel José Díaz Vázquez, Queso fresco con membrillo - LIBRO DEL MES

 
BUSCANDO EL TIEMPO PERDIDO EN EL BARRIO DE LA NIÑEZ

Si un escritor de Manhattan escribe sobre la vida en su barrio, se dice de él o ella que es un autor cosmopolita. En cambio, si un autor, pongo por caso, de la Coruña, escribe sobre Riazor, se le califica como autor "costumbrista". Quizás, si tiene mucha suerte y maestría (probablemente se requiera más de lo primero que de lo segundo), consiga que le consideren como el épico rapsoda del éxodo entre el campo y la ciudad de provincias. Esta injustificada dualidad arroja, me parece, a numerosas obritas maestras al olvido (que es la gran papelera de la memoria), bajo el sambenito de su supuesta valía inferior, y las condena a las pequeñas editoriales, con pocas o nulas posibilidades de ver la luz entre las sombras de los best-sellers del día, envueltos en brillantes cintas laudatorias de sus méritos mercantiles.

Con influencias de diversos estilos literarios, épocas y geografías, tintes barojianos aquí, referencias intertextuales allá (sobre todo al Quijote), juegos de palabras, lenguaje chispeante, cuidada adjetivación, preferencia por la frase amplia que se deshace en la boca como una granada; pero, sobre todo, con un gran gusto por contar historias y con una gracia espléndida para narrar los hechos más triviales y exhumar el lado cómico que se esconde hasta en lo más trágico, el autor ferrolano Manuel José Díaz Vázquez inició en 2007 su particular versión de En busca del tiempo perdido (ha publicado ya tres volúmenes de esta innominada serie: el presente Queso fresco con membrillo; A las vacas de la señora Elena no les gusta el pimiento picante, que existe en traducción ampliada al gallego; y La calavera de Yorick; y trabaja actualmente en el cuarto volumen, bajo el título provisional de Apuntes y memorias del peor estudiante del mundo), rescatando de los baúles del recuerdo las vivencias personales y familiares que constituyen aquello que el poeta nombró como "la patria del hombre" (la niñez), y dotando de vida y envergadura narrativa a unos personajes, singularmente su abuelo, sencillamente memorables, con múltiples historias sencillas que se concatenan con el encanto de los cuentos que con tanto gozo nos creíamos de pequeños.


 
JJJJJ

La emotiva orfebrería de Moustaki - LIBRO DEL MES

 
 
Que el cantautor francés de origen greco-alejandrino Georges Moustaki es un gran contador de historias no lo duda nadie que haya escuchado alguna de sus canciones. Por eso no es de extrañar que, en 2006, se decidiese a dar a la estampa un brevísimo y delicioso libro de relatos titulado Sept contes du pays d’en face (Siete cuentos fronterizos, en la traducción castellana). Está compuesto por dicho número de piezas de tres, cuatro o cinco páginas escritas con una economía de lenguaje y una sabiduría para decir lo indispensable pero también lo necesario que podrían muy bien servir de ejemplos de trabajo en cualquier taller literario.

Dada la infancia multicultural de Moustaki, es casi natural que haya elegido como escenario de todos los cuentos algún país o países de Oriente Medio más o menos evidentes según los casos. Como en sus canciones, se interesa por contar historias sencillas sobre gentes humildes que peregrinan, por fuera o por dentro, en busca de distintos impulsos: la libertad (“Hassan”), la amistad y mutua comprensión, y cómo nuestras mejores intenciones pueden verse abolidas por el peso de nuestro entorno (“El duelo”), la paz y lo inútil de poner barreras a la voluntad de la gente (“El muro”), la sabiduría y la humildad del verdadero sabio (“El tañedor de laúd”), la necesidad de los gobernantes de crear falsos problemas con objeto de mantener el statu quo (“El gobernador”), etc.

De lo mejor del libro, el cuento de escasas dos páginas y media titulado “Los invasores”, con su inesperado final, donde se pone de manifiesto cómo la apacible existencia de toda una comunidad puede verse alterada por causa de un mero rumor.

Investigaciones, en definitiva, estos siete cuentos, siete delicias orientales, sobre los sueños y esperanzas del alma humana, y de cómo la fragilidad de unos y otras puede verse hundida por el peso del mundo.


JJJLL

El secreto de Elsa

[Microrelato cuya versión original publiqué en "La Voz de Galicia" de 15 de agosto de 2002 (Páginas Literarias, 12)]

 

Elsa, al despertar, sintió la mano leve del amante sobre su piel, como un quejido en el viento desvanecido: realmente, el gemido da la sombra aérea reflejado en el suelo; un llanto en la nada; un estremecimiento en el centro de la tierra, en el centro del cuerpo.
Elsa se levantó lentamente de la cama, y se miró al espejo: vio la cara de una mujer joven encerrada en un cuerpo de vieja, como la superficie en calma de la laguna sin viento. Los años habían pasado, Elsa resistiéndose a las visitas de la muerte silenciosa, cada vez más numerosas. Ahora se miraba allí, en un espejo ajeno de sinceridad tan profunda, tan mortificante, tan delatora.
Elsa no es Elsa: Elsa es Elsa un poco. Elsa no quiere ser Elsa.
Afirmación en la oscuridad de sí misma.
A su lado vio aparecer un rostro nuevo, de un chaval mucho más joven que ella: parecía nada más un niño, un chaval bien niño de ojos y sonrisa agradables. Y ella era la visita de la muerte para aquel chaval, confirmación de que todas las cosas pasan en esta tierra rumbo al más allá desconocido.
La desconocida Elsa dio un salto y se metió en el cuarto de baño, pasando el cerrojo.
Sentada en el suelo, se echó a llorar.
Del otro lado de la puerta, la voz dulce de un dulce Emilio: “Esto … ¿te pasa algo, Elsa? ¿Te encuentras bien?”.
Elsa se adelgazó como un silbido del viento para echar fuera un sí con fuerza de hueco en el suelo. Abrió el grifo de la ducha – “¡Me voy a duchar!”, gritó –para que Emilio no la oyese llorar; pero Emilio tiene oído de músico – toca el violín – y percibe armonías estridentes por fuera de la música del agua.
Emilio se acerca a la puerta cerrada, y acaricia la madera más fría que el cuerpo de Elsa, menos querida que el cuerpo de Elsa, menos receptora que el cuerpo de Elsa; y, sin embargo, tan semejante a Elsa en sí misma, a Elsa como esencia de lágrimas.
Emilio acaricia la puerta que es Elsa y no es Elsa un poco, y le susurra palabras dulces de amor. Y Elsa, que tiene oído, no de músico, sino de quien ha huido de las cosquillas de la muerte, oye los susurros, y sale de la ducha, y, descorriendo el cerrojo, emerge de detrás de la puerta, o incluso a través de la puerta que es ella misma, envuelta en una toalla verde oscuro.
Elsa coge ropa limpia en el armario y se viste y, sin hablar, se marchan de la casa.
Hace ya mucho tiempo que la vieja niña Elsa y el niño viejo Emilio son amantes.
Pero Emilio no recibe las visitas asiduas y puntuales de la muerte, y Elsa sí. Por eso cuando, a la mañana siguiente, o tal vez esa misma mañana, Elsa no emerge de la puerta, Emilio intuye que Elsa, en su metamorfosis, es ya idéntica a la puerta de fría madera.
Derribando la puerta, descubre a Elsa muerta en paz dentro de la bañera.
Y la cuerda del amor, hecha de hilos que no rompen, tira de Emilio hacia la bañera, y Emilio se mete allí abrazando a Elsa, y se queda allí hasta que siente el frío de la muerte en la sangre de las venas, y muere, y entonces conoce a Elsa verdaderamente y por vez primera, más dentro de sí de lo que nunca antes había estado.

Una de pelis (I)

A continuación y muy brevemente dejo los títulos y opinión que me han merecido algunas películas que he visto durante las últimas semanas, ordenándolas de la que más me ha gustado a la que menos (aunque los puestos segundo, tercero y cuarto me ha costado decidirlos, así como el penúltimo y antepenúltimo):


* LA NOCHE DE LA IGUANA (1964): texto (adaptado) de Tennessee Williams, dirección de John Huston, y protagonizada por Ava Gardner, Richard Burton y una Deborah Kerr de mirada tan hipnótica y tan en estado de gracia que consigue incluso la difícil proeza de merendarse a sus dos colegas con patatas. ¿Se puede pedir más de una película? Se trata de una comedia negra (aunque algo dramática por momentos, como todas las buenas comedias) que toca múltiples temas, pero, en esencia, se concentra en la disfuncionalidad en las relaciones humanas y, singularmente, en la represión sexual (representada por los contenidos deseos, brevemente aludidos, del personaje de Grayson Hall [genial el simbolismo de la escena de la playa, con las olas golpeándole las piernas: no en vano, estuvo nominada al Óscar como mejor actriz de reparto]), en las reglas más sociales que morales que coartan nuestra libertad y en la confrontación entre el “amor divino” (encarnado por Deborah Kerr) y el “amor profano” (encarnado por Ava Gardner). Una película de diez sobre diez plagada de sutilezas, simbolismos (la iguana atada el principal), diálogos divertidísimos e ingeniosos y reflexiones sin desperdicio.


* SHUTTER ISLAND (2010): dirección de Martin Scorsese y papeles principales para Leonardo DiCaprio (que paulatinamente, desde Atrápame si puedes yGangs of New York, se ha ido transformando en un actor “serio” de capacidades más que aceptables), un excelente Mark Ruffalo, un Ben Kinsley quizás con un puntito excesivamente maníaco y un Max von Sydow tan impactante como siempre. Es una reflexión dramática de ambientes lúgubres y tenebrosos sobre la capacidad del hombre para enfrentarse a lo hostil por sí mismo y sin ayuda, y sobre la relación entre lo real y lo ficticio que, a pesar de algún detalle azaroso o poco trabajado aquí y allá y de algún momento de previsibilidad, se las ingenia para mantener hasta el último cuarto de hora el suspense sobre cuál de las dos versiones (o deberíamos decir percepciones) que se dan a lo largo de la película es la auténtica.


* ALBERT NOBBS (2011): segunda vez que Glenn Close se mete en la piel del personaje que da nombre a la película, con una interpretación tan sutil, intensa, entrañable y humana que la dejó a las puertas de Óscar (finalmente otorgado, por tercera vez, a Meryl Streep por La dama de hierro) y tercera vez que trabaja a las órdenes de Rodrigo García. No menos creíbles y excelentes son las interpretaciones de Mia Wasikowska, Aaron Johnson y, sobre todo, Janet McTeer (nominada también como mejor actriz de reparto), así como del resto del sobresaliente elenco. Esta fabula encantadora y sencilla se plantea el impacto que puede tener en nosotros el precio que hemos de pagar por sobrevivir, y lo acostumbrados que podemos llegar a estar a las apariencias, hasta el punto de olvidar quiénes somos en realidad. Profundamente conmovedora y emotiva.


* SHAME (2011): el imponente y atractivo Michael Fassbender y la no menos imponente y atractiva Carey Mulligan se ponen a las órdenes de Steve McQueen en este drama sobre [el poder atrayente y aislante de] la adicción y la obsesión (aquí particularizadas en la adicción al sexo), en una película que trata por todos los medios de mantener la elegancia y no caer en la truculencia que un tema tan delicado podría acarrear. Con todo, dado el asunto, las [varias] escenas de desnudo y sexo eran inevitables y, por mucho que a uno puedan alegrarle la vista, conllevaron la consecuente restricción de edad y, sin duda, alejaron definitivamente a Fassbender de un Óscar que hubiera sido merecidísimo por su sobresaliente interpretación (aunque, como consolación, obtuvo una Copa Volpi). El film es muy bueno y así lo reconocieron las críticas mayoritariamente positivas, aunque personalmente echo en falta un poco más de desarrollo.


* PROMETHEUS (2012): a juzgar por las críticas tanto inmediatas como más reposadas, los fans de la saga Alien no han quedado contentos con esta muy anticipada precuela. La dirección de Ridley Scott es buena, la película tiene sus momentos y se deja ver sin dificultades, pero, en general, plantea más interrogantes de los que resuelve, la acción llega a ser errática o casi increíble en algún punto, y el diseño de los personajes deja mucho que desear para una producción de este coste (130 millones de dólares). Hay que decir en su descargo que se deducía claramente la necesidad de apoyar esta cinta con una continuación que ya ha sido confirmada, a pesar de las dudas que había al respecto. El destacado plantel de actores hace lo que puede con lo que tiene y saca todo el jugo a sus roles, destacando especialmente, por su posición central, el retrato que Michael Fassbender hace del androide David. Como detallar todos los problemas que plantea la película me obligaría a extenderme mucho más de lo que es intención de este post, abajo dejo, para quienes hablen inglés, un vídeo que aúna rigor, diversión e ingenio con una crítica concienzuda y minuciosa.


* EL HOMBRE SIN EDAD (2007): el retorno de Francis Ford Coppola a las pantallas tras una ausencia de diez años debió dejar boquiabiertos y algo decepcionados a su legión de seguidores, al presentar, basada en una novela de Mircea Eliade, una historia densa y compleja que pierde fuelle a medida que avanza a pesar de lo sugerente de su argumento:“En vísperas de la Segunda Guerra Mundial, la vida de Dominic Matei, un anciano profesor, sufre una extraña transformación: tras ser alcanzado por un rayo, no sólo sigue vivo, sino que rejuvenece. Este hecho despierta el interés de los nazis, que pretenden servirse de él para sus investigaciones y experimentos. Dominic se ve entonces obligado a huir y a adoptar una nueva identidad. Convertido en un fugitivo, vagará por diversos países y conocerá a Verónica, una mujer idéntica a Laura, el gran amor de su vida (FILMAFFINITY).” Se plantea cuestiones como la identidad, la durabilidad del amor, la posibilidad de verdadero conocimiento de las cosas, y otras preguntas metafísicas y trascendentes. Excepcionales actuaciones sobre todo de Tim Roth y Bruno Ganz (insuperable en su retrato de Hitler en El Hundimiento). Te gustará si te gustaron (como a mí) La fuente de la vida (Darren Aronofsky), El curioso caso de Benjamin Button (David Fincher) o El árbol de la vida (Terrence Malick).


* BLANCANIEVES (MIRROR, MIRROR) (2012): podría empezar por la manía que tienen ahora las distribuidoras de mezclar inglés y castellano en un mismo título, pero en realidad eso no es culpa ni demérito de la película, ni de la productora, ni de su director (Tarsem Singh). De todas las aquí tratadas es la única cuyo visionado podéis ahorraros sin temor a perderos nada importante. Julia Roberts está meramente correcta en el papel de madrastra (casi es más interesante en las momentáneas apariciones como “espíritu del espejo”); el resto de actores, salvedad hecha en algún momento del rol secundario de Nathan Lane, hacen un trabajo pasable como mucho. Por lo demás, la cinta está llena de tópicos y lugares comunes, gags ya vistos y escenas con palabrería insustancial. Hay que decir, en descargo de todos los implicados, que es realmente difícil decir algo nuevo en una historia y unos personajes que ya han sido tan trabajados, visitados y revisitados. Pero, a la luz de los resultados obtenidos, podían haberse ahorrado el esfuerzo y el dinero: no hay nada destacable en esta historia, ni siquiera para ensañarse, y esa es la impresión con la que se queda uno después de verla: vale, y ahora, ¿qué?
 
 

Günter Grass, El rodaballo - LIBRO DEL MES

 
 
En 1977 se publicó la que para muchos es la más ambiciosa y netamente grassiana de las novelas de Günter Grass, escritor alemán y premio Nobel de Literatura: El rodaballo.

Dada la gran densidad de la obra (no se recomienda a los amantes de las historias breves y/o lineales) y la enorme variedad de ideas y eventos (históricos unos, fantasiosos otros, y aun híbridos de ambos) tratados en el libro, este artículo no pretende ser más que una pequeña recolección de notas que fui tomando durante su lectura, organizadas ahora en beneficio de la claridad expositiva.

En esencia, El rodaballo es un largo cuento (más de 550 páginas) que el autor-narrador cuenta a su esposa Ilsebill durante los nueves meses que dura su embarazo, con cada uno de los cuales se corresponde un capítulo del libro. El cuento de Grass se inspira, para introducir al personaje del pez que da nombre al libro, en el famoso cuento alemán El pez hablador (o, en la versión novelesca, El pescador y su muxer), donde un pez, el rodaballo, promete un deseo al pescador que le ha atrapado si le libera. El pescador se lo cuenta a su mujer, y esta va formulando deseos de creciente ambición.

Partiendo de estos (aparentemente) sencillos mimbres, el autor consigue introducir una salva casi inabarcable de ideas a priori sin relación entre sí (la evolución culinaria, la lucha de clases, las relaciones entre sexos, con la prevalencia del varón y la sumisión de la mujer, que es en realidad quien ha nutrido la Historia, el feminismo, los principios del eterno femenino y eterno masculino …), que van conformando un complejísimo artificio narrativo (“novela torrencial”) con cualidades casi bíblicas o mitológicas, en el sentido de que pretende explicar el mundo entero (“novela total”), apoyándose en las características marca de la casa: los juegos de palabras, la evocación simbólica, los pastiches estilísticos, la alternancia de episodios truculentos con otros más románticos …

Así, Grass formula un recorrido a lo largo de la Historia, desde la Edad de Piedra (época en que se captura al rodaballo que embauca a los hombres para iniciar el patriarcado, que conducirá a “la concepción viril de la historia, hecha de imposición del poder y de sumisión de la realidad a la elucubración que desemboca en el totalitarismo, nutrido por invenciones tales como Dios, el progreso o la revolución”) hasta eventos que eran todavía recientes en el momento de publicarse la novela: la sublevación de los trabajadores de los astilleros de Gdansk. Sin embargo, lo hace en tales términos que se va dando una progresiva fusión entre fantasía e Historia, de modo que los eventos y personajes históricos acaban pareciendo irreales (“La gente quiere oír la verdad. Sin embargo, si se les presenta la verdad, dicen: “Todo eso es pura invención”. O se ríen: “¡Qué cosas tiene!”,en palabras extraídas del propio libro) y, por la contra, los eventos y personajes fantasiosos acaban desarrollando la “consistencia interna de la realidad” (en afortunada expresión de Tolkien).

Este prodigio se consigue por la vía de otorgar el mismo tratamiento literario tanto a unos como a otros, hasta el punto de que el autor se ficcionalizaa sí mismo (se da una superposición de narradores y puntos de vista a través de la figura del escritor-reportero que cubre el juicio al rodaballo y que ha sido otros hombres, todos los hombres, de hecho, por quienes habla y que hablan a través de él), y juega con el factor del tránsito a la madurez desde la infancia, de modo que acabamos teniendo este cuento enorme y maravilloso escrito-narrado por un hombre que afronta el drástico cambio de su vida ante la llegada de su primer hijo, y de cuyo infantilismo y complejo maternal habla en varios puntos, como el episodio de la comida con Griselde e Ilsebill, que súbitamente (fantasía) se ve atestada con el resto de mujeres integrantes del Feminal, que no son, cada una y todas ellas, más que copias de otras antecesoras y las unas de las otras, y todas ellas de una misma (principio del eterno femenino-divino), la diosa Aya, la madre primigenia permanentemente añorada (lo que en un looping narrativo nos devuelve al asunto del complejo maternal con el que se inicia el citado episodio).

Uno de los puntos que más me ha fascinado de El rodaballo, es cómo asume la tradición narrativa oral, por un lado mediante la “actualización narrativa”, explicada con sencillez en la página 308 (“contaban (…) historias de tiempos pasados, pero siempre como si hubieran estado presentes”), y, por otro, con historias que comienzan siendo fragmentarias y se van rehaciendo en cada reaparición, lo que establece un hermoso paralelo, pues, a medida que avanza la gestación de la mujer (escribir no deja de ser también una gestación y un parto), las historias se van desarrollando y ampliando, pero también cambiando: “Los cuentos de hadas solo se interrumpen temporalmente o comienzan de nuevo cuando terminan. Son la verdad, contada cada vez de un modo distinto”,leemos a solo una página del final, en uno de los mejores capítulos del libro.

En definitiva, un gran libro que lo tiene todo para convertirse en un clásico (de esos que nadie lee), y que nos permite reflexionar y aprender al mismo tiempo que nos entretiene y nos imparte una lección magistral de alta literatura, aunque siempre con la densidad (se diría que inevitable) propia de la literatura de Grass, pero también de los grandes empeños.


JJJJJ

Poemas

[Aquí os dejo un puñado de esbozos para poemas que escribí entre 1999 y 2004: salvo el primero, que fue publicado en un volumen colectivo, nunca condujeron a ninguna parte, ni llegaron a quedar incluidos en ninguno de los poemarios que he escrito.]


 

LAS HOJAS Y EL VIENTO



Viento en las paredes

para poder gritar el silencio

de tu nombre.



Huecos en la noche

que se excitan afanosos

buscando formas nuevas y brillantes.


Lágrimas en la ventana,

sin compañía que observe

la caída de la noche.


Pasajes al infinito desconocido

que en la senda, sobre la senda,

olvida el camino que sigue.


La imagen de dos niños de niebla

frente a un barco.


Una compañía innecesaria

que no se desvirtúa

a pesar de todo.



Viento y huecos en las paredes

para poder gritar el silencio

de tu nombre.



FOTOGRAFÍAS



Imágenes detenidas en el tiempo:

quizás no las viste nunca.


Caras que sonríen al infinito,

bajo un cielo azul

ceniza

con manchas pequeñas

de nubes algodonosas.


Un sol

que hallaste entre la hierba del campo;

un viento que sopló

arrastrando otras arenas.


Algunos trozos de tierra

golpearon tus ojos

(hay ojos que no se pueden golpear),

y cuando pudiste ver

otra vez,

el paisaje había cambiado:

caras que ya no sonreían al infinito,

cielos que ya no eran

azules,

cristales que se habían roto,

rastros de pequeñas manchas

donde estuvieron

las nubes …



PUERTA VITAL



Indecisas dificultades, ¿de dónde provienen?


Los deseos internos del corazón

se afanan

en racionalizar la esencia vital,

olvidando el incomprensible dolor

del deseo amoroso.


Agónico el terror si falta tu imagen

celestial un día; no existen sangre ni venas,

y falta el aire.


Tanto dolor o tanto amor, que cedo

mortalmente

ante tus embates,

a pesar del orgullo que suponen

tus señales en mi cuerpo.


Mas piensa que

si nada existe y existes tú, yo soy la presencia;

si la alegría no es tributo de la tristeza,

la alegría soy yo;

si la vida soy yo, no morirás tú;

si en algún momento precisas escapar …

yo soy la puerta.



SIN TÍTULO



Cuando el mar se vacía

sobre las dolorocas,

portando en cada boca

una gota de saber y otra de amargura,

es imposible hacerles creer

que la felicidad no existe sobre la tierra.


O bien, si existe, es como las nubes

de humo que se escapan por la chimenea.


Tengo todos los nombres de la humanidad

escritos bajo mi piel,

pero aunque les enseñase esto

iluminado por la luz del sol más directa

en el día más brillante y blanco,

ellos no creerían que la felicidad

no existe sobre la tierra.



FILIGRANAS



Minucioso caer de la lluvia

sobre un pavimento

perdido.



Minucioso cantar de los pájaros

que vuela por un aire

perdido.



Minucioso ladrar de los perros

que se clava en un rincón

perdido.



Minucioso viajar de las nubes

que se arrastran por un cielo

perdido.



Minucioso fluir de las cosas

que se transportan

por un azul infinito

perdido.



SIN TÍTULO



Ahora que puedo verte

tendido

y rendido

bajo las hojas del tiempo,

me doy cuenta de que no eres tan fuerte,

de que tu voz no es más poderosa

que el trueno,

de que tantas paredes de hielo

como alzaste

no valen para defenderte de ti mismo.


Qué bueno para ti

que llueva hoy verticalmente,

para que puedas esconderte

por un momento

al menos.


Como un trabajo de chinos

tendrás que volver a la luz:

dejar que fluya por ti

el agua del arrepentimiento,

el agua del perdón.


Necesitarás la caída de las hojas

como una bendición angelical

para el olvido:

serás moldeado sin torpeza

como un trozo de arcilla húmeda.



SIN TÍTULO



Deseé tener branquias,

y entonces nací desnudo.



Precisé la luna para poder mirar,

y cuando hube conquistado

los encantos de la mirada,

observé la luna.



Miles de cadáveres de insectos

se agolpan pegajosos

en las yemas de mis dedos,

y camino sobre un antártico esqueleto

de la felicidad

arropado por la ignorancia flamígera

del ámbar.



Tu ausencia

es como el ahogo de la noche,

y tu presencia

es como el ahogo de la noche.