viernes, 22 de marzo de 2013

28 de febrero de 2112


[La página que a continuación se transcribe (con la adaptación pertinente de los conceptos al castellano actual) pertenece al Diario de un estudiante de la Facultad de Humanidades de ****** cuya identidad se mantendrá en el anonimato por respeto a su futura identidad. La fecha arriba indicada se corresponde con la de la entrada transcrita. La página llegó azarosamente a mis manos (no me extenderé ahora sobre cuáles fueron estas circunstancias); diré sólo que el aparato para viajar en el tiempo de Von Lessinger ha tenido mucho que ver en ello. Las consecuencias que se puedan derivar de la publicación ahora de este material me son absolutamente desconocidas, ya que no se ha establecido definitivamente cuáles pueden ser las implicaciones más arriesgadas derivadas del Principio de Von Lessinger; aunque, como él mismo declaró en cierta ocasión: “No se puede jugar con las leyes de la Naturaleza sin exponerse a sufrir las catástrofes más terribles y los daños más irreparables”. Me pregunto cuántas veces, antes de morir, se arrepentiría Von Lessinger de haber formulado su conocidísimo Principio].


“Esta mañana se ha hecho público un Edicto del Cabildo Metropolitano [a] : el toque de queda se adelanta de las diez a las nueve; se ha instaurado, definitivamente, la obligación de asistir al Templo al menos una vez a la semana bajo pena de una semana de arresto y un mes de trabajos comunitarios (excepto incapacidad grave). Esto me recuerda que el sermón de la semana pasada fue particularmente dirigido a los niños más pequeños: hay que inculcarles el respeto absoluto a las normas y el amor al Estado, incluso por encima del respeto y amor a su propia familia, a sus semejantes o a la verdad. Todos están de acuerdo con estas decisiones; si alguien no lo está, no se ha manifestado. Cosa que no es de extrañar teniendo en cuenta que la pena por rebeldía es de prisión perpetua si eres afortunado; de muerte, en la mayoría. Yo mismo me expongo al escribir [b] este diario a una pena de tres tardes en el Instituto de Educación [c] ; quién sabe qué nuevos horrores habrá generado la imaginación de sus creativos directores, aunque a duras penas es posible imaginar nada más terrible que el AID [d] : un dolor infinito, un terror que siempre puede aumentar hasta límites que no sospecha la conciencia humana; después viene al espíritu como una desgana de la existencia; finalmente, desaparece, pero se trata de una aberración de tales magnitudes que la sola mención de las tres fatídicas letras provoca un respingo en quien las oye. En el Edicto, que he visto esta mañana de camino a la Facultad, se ha aumentado la obligatoriedad de la Cartilla de Racionamiento a los Azules [e] . Estoy muy contento de vestir el verde: ¿me pregunto cómo se puede subsistir con una cantidad tan restringida de alimentos que le colocan a uno casi al borde de la inanición? A partir de ahora, la luz eléctrica se desconectará (para las áreas residenciales) desde las diez y media hasta las siete de la mañana. También se ha clausurado definitivamente el Canal Local (por considerarlo rebelde, es decir, independiente). Me pregunto si tendrán fin estos desmanes del Cabildo; pero es poco probable: el Regio Mariscal anunció ayer desde el Palacio de Gobierno su intención de transferirle más poderes a los cabildos con el objetivo de ejercer mayor control sobre los insurgentes. Desde luego, yo no sé dónde están, como no sea debajo de las piedras.

Esta mañana, mientras esperábamos para la clase de Historia de la Nación, llegaron algunos Hermanos cuidadores [f] montados en sus motoburros [g] y detuvieron a la pobre profesora *****, bajo la habitual acusación de rebeldía, es decir, de no colaboración con el Régimen. Aunque la anciana profesora no se dejó detener dócilmente y, al menos, lanzó a uno de los Hermanos Cuidadores varios metros por los aires de una patada que le propinó con su pierna mecánica. Finalmente lograron reducirla y se la llevaron, de modo que nuestra clase fue suspendida. Todo estaba cuidadosamente preparado, pues a continuación aterrizó justo frente a la Facultad uno de esos televendedores [h]tratando de atraernos como polillas a la luz con las nuevas terronaranjas [i]. Muchos cayeron en la trampa, oyendo embelesados los maravillosos progresos que ha hace la ciencia bajo el impulso del Regio Mariscal, que vela por nosotros; los que no caímos en la trampa compramos igualmente, para no levantar sospechas, ya que en estos [j]

[La versión original de este texto la publiqué en el número 6, de mayo de 2005, de la revista Morituri]

[a] En la fecha en que se escribirá este texto, los actuales ayuntamientos habrán sido sustituidos este organismo. Sus funciones básicas vendrían a ser las mismas, pero su naturaleza será no sólo política, sino también religiosa o moral. Además, hay que tomar en cuenta que las fronteras entre las competencias en los despóticos sistemas futuros no son nunca nítidas.
[b] En el tiempo en que será redactado este diario estará prohibida la escritura “no burocrática” (por llamarla así).
[c] No he conseguido informes claros sobre la naturaleza de esta institución, pero básicamente se dedicará a la administración institucional de la tortura.
[d]Aparato de Inducción de Dolor: este macabro ingenio supone el máximo refinamiento de la tortura, ya que a nadie le interesa destrozar físicamente a quien trabaja para él, pero ... ¿y si se descubriera la forma de generar dolor mediante unos simples electrodos, sin provocar el menor daño físico? Esto incluso haría inviable un reconocimiento médico (prescindiendo del hecho de que los hospitales futuros estarán informados de las prácticas del Instituto de Educación, con el cual colaborarán).
[e] Alude al código de color en la vestimenta que el futuro gobierno empleará para dividir a sus súbditos, siendo el más bajo de la gradación el Rojo (trabajadores de la tierra) y el más alto el Plateado (gobernantes, directivos, etc).
[f] Policías.
[g] Tipo de transporte. En cierto sentido y muy estilizadamente, estos vehículos recuerdan, en efecto, a un burro, animal, por otra parte, extinto a estas alturas, pero básicamente son un tipo de motocicleta con capacidad no sólo para rodar por la tierra, sino también para volar.
[h]Vendedores ambulantes con tenderetes voladores.
[i]Variedad de naranja que nace no en un árbol, sino de una planta rastrera (como la fresa). Su tamaño es aproximadamente el de un pomelo y su sabor más intenso.
[j] El manuscrito se interrumpe aquí. Desconozco la razón.

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