viernes, 22 de marzo de 2013

Manuel José Díaz Vázquez, Queso fresco con membrillo - LIBRO DEL MES

 
BUSCANDO EL TIEMPO PERDIDO EN EL BARRIO DE LA NIÑEZ

Si un escritor de Manhattan escribe sobre la vida en su barrio, se dice de él o ella que es un autor cosmopolita. En cambio, si un autor, pongo por caso, de la Coruña, escribe sobre Riazor, se le califica como autor "costumbrista". Quizás, si tiene mucha suerte y maestría (probablemente se requiera más de lo primero que de lo segundo), consiga que le consideren como el épico rapsoda del éxodo entre el campo y la ciudad de provincias. Esta injustificada dualidad arroja, me parece, a numerosas obritas maestras al olvido (que es la gran papelera de la memoria), bajo el sambenito de su supuesta valía inferior, y las condena a las pequeñas editoriales, con pocas o nulas posibilidades de ver la luz entre las sombras de los best-sellers del día, envueltos en brillantes cintas laudatorias de sus méritos mercantiles.

Con influencias de diversos estilos literarios, épocas y geografías, tintes barojianos aquí, referencias intertextuales allá (sobre todo al Quijote), juegos de palabras, lenguaje chispeante, cuidada adjetivación, preferencia por la frase amplia que se deshace en la boca como una granada; pero, sobre todo, con un gran gusto por contar historias y con una gracia espléndida para narrar los hechos más triviales y exhumar el lado cómico que se esconde hasta en lo más trágico, el autor ferrolano Manuel José Díaz Vázquez inició en 2007 su particular versión de En busca del tiempo perdido (ha publicado ya tres volúmenes de esta innominada serie: el presente Queso fresco con membrillo; A las vacas de la señora Elena no les gusta el pimiento picante, que existe en traducción ampliada al gallego; y La calavera de Yorick; y trabaja actualmente en el cuarto volumen, bajo el título provisional de Apuntes y memorias del peor estudiante del mundo), rescatando de los baúles del recuerdo las vivencias personales y familiares que constituyen aquello que el poeta nombró como "la patria del hombre" (la niñez), y dotando de vida y envergadura narrativa a unos personajes, singularmente su abuelo, sencillamente memorables, con múltiples historias sencillas que se concatenan con el encanto de los cuentos que con tanto gozo nos creíamos de pequeños.


 
JJJJJ

No hay comentarios:

Publicar un comentario