lunes, 24 de junio de 2013

Manuel José Díaz Vázquez, "Apuntes y memorias" - LIBRO DEL MES


 
 
El mes pasado, tras tres años de espera endulzada por la aparición, en junio de 2012, de la traducción ampliada al gallego de la segunda parte, llegó por fin la cuarta parte de la innominada serie (de cuyo primer volumen ya hablé hace unos meses, buena parte de lo cual es aplicable en el presente caso) que el escritor ferrolano Manuel José Díaz Vázquez está desarrollando, convirtiendo en material novelado sus recuerdos de infancia, pasados por el tamiz de la imaginación y el humor.

Es imposible agotar todos los significados profundos de estos Apuntes y memorias del peor estudiante del mundo (el gusto por la hipérbole es un rasgo definitorio del estilo de este autor) en esta breve reseña que pretendo centrar en cuatro ideas generales que, con un poco de suerte, inviten a la lectura de la obra (que es el objetivo final de que cada mes seleccione un libro acerca del cual hablo y el cual recomiendo), tal es su poder de evocación, tal la riqueza de su escritura. El novelista, al mismo tiempo que recuerda, va dando pinceladas de la realidad actual, de lo que hace y, por ende, reflexiona sobre la creación literaria en sí y sobre la naturaleza del lenguaje, sobre su relación intrínseca con el pensamiento y con la construcción de este, pues, como él afirma, “(...) lo fundamental se realiza en lo abstracto y lo intrascendente en la realidad”.

Así, esta que podríamos considerar profusión de hilarantes notas, que constituyen en realidad un extenso monólogo interior y en el que nunca falta una esplendorosa ilación, genera aquí y allá interesante metaliteratura en la que asistimos o vislumbramos el proceso creativo, y que recuerda por momentos a Gonzalo Torrente Ballester, cuando novelaba supuestos diarios de escritores ficticios (o quizás no tanto: dicho sea de paso, Fragmentos de apocalipsis, obra suprema, es la que personalmente recomendaría de este autor).

Otros elementos dignos de mención serían la siempre esmerada justeza de la sorprendente adjetivación, tan natural que no puede por menos de resultar llamativa, así como los juegos de palabras prodigiosos, y los calambures en diversos grados de pureza, como “(…) la lista surrealista de los reyes godos”, o “¡Váyase de una vez, percebe! Pero él no se apercibía (…)”. También el gusto por lo estrafalario, con una innata capacidad para convertir en maravilloso o portentoso lo corriente o cotidiano, como puede verse, p. e., en la pág. 37, 2º pár.: “No obstante, un mal día, ya entrado en años, por poco no vuelven, porque mi abuelo, de temperamento sanguíneo y carácter apasionado, hastiado de un mal actor que no daba pie con bola, le gritó a este en plena representación, a oídos de todos los circunstantes: “¡Eres un petardo!”, y el petardo estalló en cólera y se fue en dirección a mi abuelo bajándose del escenario al patio de butacas con intenciones nada buenas (…). Se armó una colosal trifulca y el bueno del señor Marín, ¡quién lo iba a decir!, de usual continente, pacífico y manso, blandió su bastón y le dio dos cogotazos al mal actor, no por salir en defensa de su amigo (…) sino porque el mencionado le había pisado un callo que tenía en el pie izquierdo durante la refriega (…) y al grito de ¡alcornoque! comenzó a darle de sablazos descomedidos al petardo, aunque, según cuentan las crónicas, solo atinó con dos, de los diecisiete que descargó al aire y al azar. ¡Nunca se había visto al señor Marín tan excitado y alborotado! Rejuveneció treinta años de golpe y se le cayeron trescientas sesenta y ocho canas de un plumazo, pero aun así, era rematadamente viejo, como salido de los primeros libros del Antiguo Testamento”.

Pero el elemento más destacado de este escritor es su candoroso humorismo, el benigno sentido del humor que hace que el innominado protagonista nos conquiste desde la primera página: sabemos que, cuando toma una decisión firme e irrevocable, inexorablemente se aproxima el desastre: la comicidad derivada de sus cursos de pensamiento absurdos, pero, a pesar de ello, comunes, nos hacen su psique próxima y comprensible.
 
   APUNTES Y MEMORIAS DEL PEOR ESTUDIANTE DEL MUNDO  
[El volumen puede también adquirirse en Central Librera]


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