jueves, 15 de noviembre de 2018

Teresa Cameselle, "Quimera" - LIBRO DEL MES


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Título: Quimera    Autora: Teresa Cameselle
Editorial: Vergara    Año: 2015
Valoración: 5 / 5

Como los del Señor, también los caminos empresariales son inescrutables y llenos de decisiones absurdas en cuyo acierto hemos de creer como dogma de fe. Las absorciones empresariales raramente se pueden llevar a la práctica sin trauma, por lo que es de lamentar que el título que hoy traigo para reseñar ya no esté disponible en papel por descatalogación del editor, a pesar de llevar poco más de dos años circulando. Quizás si las editoriales no inundasen el mercado con títulos estúpidos, los títulos que lo merecen podrían permanecer en él, ganando una visibilidad que sólo el maremágnum de nuevas publicaciones evita que tengan. Esperemos que muy pronto podamos contar con otra edición, en este u otro sello. Por el momento, sin embargo, los interesados tendrán que consultar en la biblioteca más cercana, tratar de conseguirlo de segunda mano o bien leerlo en digital.

En fin. Dejemos a un lado las diatribas y centrémonos ahora en Quimera, de Teresa Cameselle (Mugardos, 1968), una novela que llegó al mercado en 2015 de la mano de Vergara y precedida por el V Premio homónimo. Desde su debut en 2006 con el premiado relato “El fondo del pozo”, la autora gallega ha consolidado una trayectoria avalada por cinco novelas largas —incluyendo la trilogía Viaje a Bankara— que aumentarán a seis con la aparición el próximo enero de Como el viento de otoño —ya disponible en formato electrónico—, así como otras tantas novelas cortas.

La fusión, cuando se lleva a cabo con pericia, suele dar lugar a resultados sorprendentes y novedosos —para bien, quiero decir—, y a Cameselle se le ocurrió en Quimera mezclar nada menos que elementos de la literatura romántica con un complot anarquista en el Madrid de 1894, con improbables espías que acaban viviendo una historia de amor más improbable si cabe.

Jorge Novoa —que, estilo spin-off, proviene de la anterior novela breve Falsas ilusiones—, encantador truhan y señor, y Mariana Montalbán, una [ya no tan] joven decidida y emprendedora, confluyen por la acción de elementos externos que les empujan y, quizás porque íntimamente se reconocen en el desvalimiento del otro, establecen una relación donde lo más delicioso son sus chispeantes intercambios dialógicos, administrados con habilidad por Cameselle, plagados de dobles sentidos y juegos de palabras, llegando incluso a una escena memorable donde inventan un Whatsapp avant la lettre a base de intercambiar notitas.

Arropados por una interesante y bien delineada galería de secundarios —entre los que hasta la mismísima reina gobernadora hace acto de presencia— Jorge y Mariana, dos caracteres plenamente creíbles a pesar de lo inusuales, van a tener que exponerse a romper no solo los convencionalismos sociales, sino sus propias cautelas y temores, y decidir si merece la pena dejarse arrastrar a la boca del lobo cuando uno no tiene gran cosa que perder y tal vez mucho que ganar.

Con una notable economía de medios —las descripciones, por ejemplo, dentro de su eficiencia están adelgazadas a lo imprescindible para hacer las necesarias composiciones de lugar sin entorpecer la narración—, Cameselle nos permite conocer a los personajes más al verles (inter)actuar —y, sobre todo, hablar— que por lo que nos explica sobre ellos. De esta forma, consigue una historia que avanza en todo momento con ritmo constante, sin acelerones ni frenadas, pero sin que falten los momentos de tensión ni los de pasión. Un velo sutil de melancolía destila toda la peripecia: a pesar del oropel aparente, bien podría decirse que esta novela es una historia de perdedores, y no solo me refiero a sus protagonistas, sino a todo el fresco que la escritora compone.

Además de por la pulcritud estilística, Quimera destaca también por el cuidadoso trabajo de documentación llevado a cabo por Cameselle para dotar de rigor no solo a los hechos históricos, sino también a todos los elementos del “decorado”, como calles, edificios, armas, vehículos… e incluso moda.

Sin que haya encontrado pegas dignas de mención, me parece que se trata de una aventura muy disfrutable de lectura amena y ágil que lleva al lector por las calles y salones de un Madrid donde la apariencia polvorienta, encorsetada y aburrida oculta un corazón soterrado que palpita de vida.


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