miércoles, 25 de febrero de 2015

Seria aspirante a edición de referencia en un repertorio muy competitivo

 

En esta remozada Vivaldi edition de recientísima aparición (noviembre 2014, aunque las grabaciones van desde reediciones de ítems procedentes de Tactus de finales de los ochenta, hasta otros discos registrados en verano de 2014), el sello holandés Brilliant Classics actualiza y expande sus anteriores propuestas: la anterior edición con dos “packagins” distintos, y la aún más obsoleta Vivaldi masterworks de hace una década. Mantiene, eso sí, de todas ellas, los tres cds de conciertos y sinfonías para cuerdas en manos de las Budapest Strings, interpretación notable, pero pieza extraña en una colección por lo demás íntegramente realizada en HIP.

Comienzan estos 66 discos con la integral de los Ops. 1 – 12, en manos de L’arte dell’arco, con dirección y violín solista del experto vivaldiano Federico Guglielmo (lo cual le presta una muy interesante unidad de criterio); quienes también toman a su cargo la integral de conciertos para oboe (solista Pier Luigi Fabretti), para cello (solista Francesco Galligioni), conciertos con órgano obligado, una selección de conciertos y sonatas, y la ópera Ottone in villa (en total, 30 cds). Se trata, en todos los casos, de aproximaciones de calidad extraordinaria, ideales, incisivas, pero completamente ajenas a los aspavientos y manierismos excesivos que aquejan a la interpretación barroca actual. El sonido es excelente.

Un sinnúmero de grupos bien conocidos de larga trayectoria completan el resto de la colección, como el Collegium Pro Musica, con los conciertos de cámara, y un número de sonatas que incluyen Il pastor fido (obra de Nicolas Chédeville, pero durante mucho tiempo considerado el op. 13 de Vivaldi); La Magnifica Comunità, con los Ocho conciertos solemnes; Cordevento en los concierto para flauta dulce; Concerto Italiano en los conciertos para cuerdas; Ensemble Respighi, en los conciertos para fagot; Modo Antiquo en los conciertos para flauta, para múltiples instrumentos, oberturas operísticas y Juditha Triumphans; Jaap ter Linden en la integral de sonatas para cello; entre varios otros. La regla general es la excelencia absoluta.

Se completa la colección con hasta 16 discos de música vocal, dividida en varios terrenos: por una lado, dos óperas Teuzzone (una prestación deslustrada a cuya crítica específica remito para más particulares) y Ottone in villa, con vocalistas que van de lo bueno a lo muy bueno, destacando la mezzo Tuva Semmingsen en el rol titular y el contratenor Florin Cezar Ouatu como Caio.

Por otro lado, nos encontramos con una generosa muestra de la música sacra vivaldiana, con una Juditha Triumphans cuyas vocalistas (di Castri, Sciannimanico, Kennedy, Rossi, Anketell), aunque notables, no me acaban de convencer en comparación con la versión de Academia Montis Regalis y Alessandro de Marchi en Naïve. La dirección de Sardelli y el toque de Modo Antiquo, impecables.

También en el apartado de música sacra, diversas obras recaen en su mayoría en Pieter Jan Leusink, al frente del Netherlands Bach Collegium, con Marjon Strijk y Sytse Buwalda como vocalistas principales. El desempeño de unos y otros es más que suficiente, aunque no tan radiante como el de otros ítems hallados en esta misma colección.

También los anteriores, junto con Sardelli/Modo Antiquo y vocalistas como Cecchi Fedi, Nicki Kennedy o Rossana Bertini, ofrecen una selección de cantatas profanas presentadas con todo el rigor que cabría esperar de especialistas en el periodo y el repertorio.

En suma, una colección que aúna calidad, pasión, diversidad, luz, experiencia y conocimiento para devolver una visión del maestro veneciano tan próxima a lo que debió ser el original cuanto nos es posible imaginarlo.
 
 
 
JJJJJ +C
 
 

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