sábado, 28 de febrero de 2015

Benedicta in mulieribus


Tronaron los mares y los cielos,

y se conmovió la tierra

cuando nació la fuente de todas

las luces.


Veinticuatro mil rayos surcaron

las atmósferas.


Por primera y única vez se pudo

escuchar la música

de los dioses.


Con los ojos de la sopresa

acudías tú a todo esto.


Recordaré siempre lo que dijiste

entonces:

“Benedicta tu in mulieribus”,

y todo, como el agua clara,

y la verdad fue revelada.

Otoño 1999 - Primavera 2004

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