miércoles, 23 de diciembre de 2015

Motivaciones


(Foto: Richard Tuschman)

Nunca sabrás por qué lo hice. Te quedarás ahí, lanzando improperios al aire, masticando tu furia. Zarandeando tu lengua rosada como una bandera que ondea al viento, frunciendo tanto los labios que se te mancharán un poco los dientes con el carmín. Yo seguiré callado, aflojándome la corbata, mientras tú te quitas las medias, enrollándolas pierna abajo, y aguantaré el chaparrón poniendo una atención exagerada en cada movimiento. Tú dirás que lo sabes todo (porque eso te tranquiliza), y yo lo seguiré negando, y nunca te diré la verdad. Hasta que ya no sea posible sostenerse por más tiempo las miradas.

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