jueves, 22 de enero de 2015

Para estas cosas desearía yo


Para estas cosas desearía yo

tener poder y voluntad:

para reventar la cuadratura del círculo

con tan sólo lanzar un suspiro;

para desbaratar los argumentos más sólidos

con sólo levantar una ceja de duda;

para demoler los muros de piedra

con sólo señalarlos con el dedo;

para…

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¡Más qué importa, al cabo!

El crepúsculo se cierra,

cada vez más abatido por la lluvia,

y yo me encaminaré al país del

Círculo de Fuego,

y allí me olvidaré de cuanto deseaba.


Llevaré mis látigos-cilicios eternos

atados a mis dedos,

y dejaré de pensar en el saber,

en la comprensión, en la ignominia,

en el pecado…


¡Dejaré de pensar, a secar, y desapareceré

para siempre!


También yo he de emprender un

Viaje de Invierno:

me llamaré El Desaparecido,

y pondré otra sangre

donde estuvo mi sangre


Me encaminaré al país del

Círculo de Fuego

viajando en invierno bajo la lluvia fría;

nadie notará mi huida,

nadie me echará en falta;

y cuando cese la lluvia y puedas

salir de casa (tal vez para buscarme),

yo te digo: no me busques ya, ahora,

no me encierres en tus manos,

que me rompes las alas;

ni vayas a buscarme a otros países,

a otros reinos que no son de este mundo:

ya no deseo que me encuentres,

pues he abandonado,

he abandonado el Amor, la Alegría,

y he tomado dos nuevos

compañeros de viaje:

el Silencio, la Amargura,

que me son más fieles, más dóciles,

más comprensivos y comprensibles

que nadie en este mundo.


Otoño de 1999 - Primavera de 2004

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