viernes, 28 de marzo de 2014

Luis Cernuda, "Ocnos" - LIBRO DEL MES

  
 
En 1942, desde el exilio, el poeta español Luis Cernuda publicó por primera vez una colección de prosa poética titulada Ocnos, como el personaje mitológico representación de las tareas ingratas repetidas estérilmente hasta la extenuación.

Leí a Cernuda por primera vez con quince años. Como no podía ser de otra manera, sigo sintiendo una enorme afinidad con este poeta cuyo concepto de la oposición frontal entre realidad y deseo ha sido, creo, esencial en el desarrollo de mi propia actividad literaria.

Los poemas en prosa de Ocnos son la expresión, raramente florida, siempre sincera a pesar del ocasional adorno, de la insatisfacción más íntima de quien siempre tuvo que enfrentarse a un medio hostil y asfixiante que no albergaba sitio, no ya para su desarrollo ni mucho menos para su disfrute, sino para su mera existencia pacífica; así como la incapacidad para comprender, y mucho menos aceptar, semejante situación. Ni siquiera el ocasional resplandor de la naturaleza logra desempañar la grisalla que apelmaza el espíritu y encoge el alma.

Un libro exquisito en el sentido menos ordinario del término, plagado de reflexiones pertinentes aun hoy. Una obra de una hondura humana  y filosófica desgarradora, con una sutileza de percepción infrecuente que atiende a una experiencia particular con la que cualquier persona, homosexual o no, puede fácilmente sentirse identificada, pero especialmente si lo es.

Un elemento interesante de destacar es que, aunque una buena parte de la potencia poética del texto descansa sobre el problema de la alienación, el propio texto en sí es una defensa, una negación de la citada alienación, por cuanto lo normal, de ser esta exitosa, sería precisamente el silencio, la no producción de obra alguna. Por tanto, la alienación, el sinsentido vital del que aquí se habla, apunta más bien a una cuestión mucho más profunda y acuciante, que es la de la posibilidad del desarrollo individual en sociedad, la independencia del intelecto propio frente a la imposición externa; del pensamiento crítico frente al fanatismo.

La alienación, así, de la que trata Cernuda, se revela más como un sentimiento; como el intento, infructuoso pero dañino igualmente, de doblegar su ser particular. Y esta misma visión parece ser extendida en términos generales  a la naturaleza consustancial a la existencia humana misma, de donde se deriva necesariamente un sentimiento de inadecuación entre lo querido y lo obtenido: la frustración, pues.
 
 

JJJLL

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