martes, 9 de julio de 2013

Cosas que nos pasan a los escritores


 

Tengo la costumbre de reutilizar el papel impreso solo por una cara para tomar notas, imprimir otras cosas, etc. Pues bien; en medio de una pila de papel viejo acaban de reaparecer, como por arte de birlibirloque (no tengo ni idea de cuántos años pueden llevar ahí escondidos), varios folios con hasta quince (micro)relatos cuya extensión raramente excede un folio, más el comienzo de un decimosexto, los primeros que escribí allá en mi adolescencia (falta alguno), ya va camino de veinte años ha. Quedaron definitivamente descartados cuando publiqué Parecía tan normal…  (otros antes, incluso) y fueron subsiguientemente destruidos: que yo sepa, son las únicas copias que existen. No los he leído, pero por lo que he ojeado así por encima, son todos malísimos (bueno, a lo mejor alguna línea se puede salvar aquí y allá), aunque creo que los conservaré, como recuerdo: me ha hecho gracia encontrarlos y constatar que, con los años, algo he mejorado; no mucho, seguramente, pero, ¿qué se le va a hacer? ¡Son cosas que nos pasan a los escritores!
 

2 comentarios:

  1. ¡que suerte!

    ojalá yo pudiera recuperar muchas de las cosas que escribí y rompí.

    biquiños,

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    1. Sí, en el momento de acabarlos pueden resultar enojosos, porque no se parecen a lo que habías pensado. Pero, con el tiempo, les guardas ciertos afecto, como reflejos que son de quien eras al escribirlos ...

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