lunes, 15 de julio de 2013

Todo (el piano de) Schumann a un precio insólito

 
 
De todos los compositores románticos, Schumann es el que menos me gusta. Como autor de obras mayores de carácter sinfónico o concertístico no me desagrada en absoluto (su "Concierto para violonchelo y orquesta en La menor, op. 129", p. e., es sencillamente sublime), aunque no suelo conectar tanto con él como con otros. Es, en cambio, su producción para piano la que me "disgusta": sin perjuicio de que algunas de sus producciones me entusiasmen (los "Estudios sinfónicos, op. 13", p. e.), siempre he tenido la impresión de que, en general, su obra se compone de colecciones integradas por largas tiradas de mini-piezas (el "Davidsbündlertänze, op. 6", p. e.) rebosantes de acordes y notas saltarinas sin mucho sentido musical en las que destacan, aquí y allá, un par o tres de piezas interesantes (sé que muchos estarán ya, después de esta declaración, afilando los cuchillos, pero les invito a que prosigan la lectura, y además debo recordar que no estoy solo en esta opinión: el bueno de Chopin, cuyo juicio creo podemos considerar suficientemente autorizado, ni siquiera consideraba que la "Kreisleriana" fuera música; curiosamente, esta es una de mis obras favoritas del alemán). La presente colección me ha permitido variar sustancialmente mi opinión: aunque no ha hecho que Schumann pase a ocupar un lugar preminente en mis afectos, y aparte de permitirme el acceso a repertorio que nunca antes había oído, me ha mostrado que, si bien aplicable a algunas colecciones, ni mucho menos puede considerarse la tónica general de sus obras, en las que hay más que me gustan que lo contrario.

Hecho este excurso introductorio que probablemente no le esté interesando lo más mínimo, y considerando que, en efecto, los grandes compositores no van a juicio, sino los oyentes, paso a hablar del producto y las interpretaciones, advirtiendo que, como resulta obvio por el párrafo anterior, no soy ni remotamente un conocedor de Schumann ni su discografía. Vaya por delante que al precio que se solicita (al momento de escribir esta reseña, 8,46 euros) por los 13 CDs que componen la colección, tanto si comparte su visión conmigo y nunca se ha introducido al autor, como si no lo hace y ya posee otras colecciones, este es un ítem del que no debería privarse.

Aunque seguramente haya, para cada una de las obras o para muchas de ellas, versiones mejores (p. e., la de los citados "Estudios sinfónicos" me parece que no supera la registrada por Pollini para DG en 1984, aunque tampoco le va muy a la zaga), Jörg Demus se desempeña con enorme acierto y entendimiento de la obra considerada en conjunto (puesto que es un estudioso de la misma que ayudó a exhumar algunas de las piezas aquí presentadas; aunque en algún momento un poco atropellado para mi gusto, como en el primer movimiento de la "Sonata en sol bemol, op. 22"), realizando interpretaciones históricamente informadas en un intento de rescatar la tradición pianística iniciada por Robert y su esposa Clara, y que tanto difiere de las de Chopin o Liszt.

En este sentido, hay que decir que no acompaña a la caja (decorada tanto esta cuanto cada uno de los discos según se aprecia en la foto) ningún tipo de nota explicativa, y que el título y tempos de las obras están según se escribieron originalmente, es decir, en alemán, francés o, en mucha menor medida, italiano;s. Por ello, sabemos solo, por la trasera de la caja, que las grabaciones se realizaron entre 1972 y 1976, pero no se especifica ni dónde ni con qué instrumento (que, aparentemente, es el mismo en todos los discos). Algunos oyentes en Amazon.co.uk. sugieren en sus críticas que se trata de un Graf de 1839 (tal vez el mismo poseído por Schumann); otros, en cambio, aseguran que se trata de un piano más moderno, puede que un Bösendorfer de fin de siglo (XIX, se entiende).

Después de escuchar varios instrumentos (entre ellos algunos Graf de distintas fechas, un Tröndlin de 1825, un Pleyel de 1847 y un Bösendorfer de 1880), y considerando la extensión y sonido del registro agudo (el funcionamiento de los apagadores aducido por algunos no me parece un elemento decisorio crucial, ya que, precisamente, los Graf se distinguen por su extraordinaria marcha en ese aspecto), aunque no me parece radicalmente imposible que, efectivamente, se trate del susodicho Graf, me inclino a pensar con los segundos que se trata de un instrumento más moderno, aunque no estoy nada seguro de que sea un piano finisecular, sino posiblemente cercano a 1880. En todo caso, se nota que es un instrumento antiguo y de reducidas dimensiones, con un sonido de gran carácter que me produce sentimientos encontrados: si bien el resonante y ferroso registro grave y el punzante registro agudo me encantan, no tanto así el algo entre metálico y enlatado registro medio. Por intrigante que resulte la cuestión del misterioso piano utilizado, no estoy en disposición de aportar más luz sobre ella; ahora bien, si es usted un amante exclusivamente del sonido de los grandes pianos modernos, puedo garantizarle casi con total certeza que sentirá gran desagrado por el del aquí empleado.

Por lo que toca al sonido, sorprende que se trate de grabaciones de los años setenta: suenan más viejas, como de los cincuenta. Si la excepcionalidad del sonido de grabación es para usted una consideración primordial, absténgase de adquirir este set. En otro caso, encontrará que el sonido está limpio de ruidos y es aceptable, pero suena, en unos casos, algo opaco, y, en otros, demasiado ácido. Por último, decir que a pesar de titularse "Complete piano Works" faltan en este set dos o tres obras menores supongo que de descubrimiento posterior a su realización. 

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