La conversación.
-¿Cómo
dices?
-¡No
te oigo!
(Susurros).
-¡Qué
me dices! No lo sabía...
(Alguien
habla muy fuerte).
-No
te he oído, pero da igual; vámonos a otra parte.
-No,
he pedido ensalada sin tomate.
-(¡Qué
sordo está!). ¡He dicho que si nos vamos a otra parte!
-...
(¿Qué estará diciendo este?).
-...
(¡Si los de la mesa de al lado hablasen más bajo...).
(Fuerte
murmullo).
-Imagino
que esta tarde lloverá.
-No,
no sé cuándo volverá.
-¡Qué
me dices!
-Que
vuelve mañana.
-¿Quién
vuelve mañana?
-Déjalo,
es igual.
(Se
cierra la puerta de golpe).
-¡Qué
susto!
-Sí,
aquí sí que se está a gusto. Quizá tengan demasiado alta la
calefacción.
-Yo
también creo que ha hecho una buena elección.
(Susurros).
-...
(¡Bueno, a saber qué estará diciendo!).
-...
-...
(Ya podían hablar más bajo los de la mesa de al lado).
-...
-¡Y
yo qué sé! ¿A mí qué me dices?
-Debe
haber sido un gran trauma.
-Ahora
se ha cambiado de casa.
-Perder
un hijo tan joven...
-Su
otra casa se había quemado, ¿verdad?
-Bueno,
sólo te preguntaba.
(Fuerte
murmullo).
-¡Grita
más, no te oigo!
-No
importa; ya te lo diré luego.
-...
-...
(Creo ya es hora de cerrar. Hay demasiado ruido).
todos vivimos alguna situación parecida.
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